Celeste, consciente de la gravedad de la situación, llama de inmediato a sus abogados para que trabajen en una estrategia que les permita obtener el documento que posee Jackson, sin que Ricardo pueda intervenir. Saben que están en una carrera contrarreloj y que deben actuar con cautela y rapidez.
“Por Jackson Racca, no se preocupe, señora Di Marco. De inmediato trabajaremos en la mejor estrategia para extraer el documento. Denos una semana y lo tendremos en nuestras manos.”
“Confió en usted, licenciado Costa, dejo el caso en sus manos.”
“Al fin honraremos la memoria de su padre, terminando con la tiranía de la familia Lewis.”
“Ahora quiero pedirle un favor, licenciado.”
“Lo que usted diga, Señora.”
“Mi guardaespaldas, Nadir, está en problemas. Él recibió la información del testamento, pero su infórmate fue asesinado, y teme que sea involucrado en asesinato. ¿Cree que pueda ayudarlo?”
“Lo ayudaremos, señora.”
“Está de más decirle que no quiero que nadie alrededor de Ricardo se entere de esto o perderemos el factor sorpresa.”
“Delo, por hecho, señora.”
“Antes que se me olvide, quiero que prepare los papeles del divorcio y se encarguen de dejar en la calle a miserable de Ricardo, por todos estos años de dolor.”
“Será un verdadero placer, señora.”
Celeste va a la cama tranquila, con un alivio esperanzador en el pecho. Por la mañana ya no ve a nadir en la casa, recibe un mensaje suyo cuando está camino a oficina y luego u par de mensajes más hasta el mediodía, por los mensajes sabe que está más tranquilo, confiado en que ella está tomando precaución respecto a lo sucedido.
Luego se enfoca en sus diseños para olvidarse de la preocupación, entonces, Titi llega a su oficina, hablando por teléfono.
“Por supuesto, señor Michele, aquí la tengo, ya se la paso”
Le entrega el teléfono muy emocionado. Celeste contesta y lo que escucha acelera su corazón.
“Puede repetir o que me dijo, es que creo que no lo escuche muy bien.
«Mi estimada señora, le dije que quiero sus diseños en mi tienda, los quiero todos, compraré los diseños de inmediato. A señorita Titi me los ha mostrado y no quiero espera más. Póngale el precio que desee, le prometo que el nombre de Celeste Di Marco se extenderá como regadío de pólvora y en unos días, el mundo entero no dejará de hablar de tu gran talento. Es más, quiero ser socio de su línea de ropa. Yo podría encargarme de conseguirle la mejor galería del país, es más, quiero ofrecerle que nos asociamos y colocar la galería de ropa, aquí en Francia. Será la primera de muchas, estoy seguro de que será un éxito”
“Por dios santo, señor, Michele Rumanutti. Estoy que no me lo creo. En verdad es un honor escuchar sus palabras.”
“Pues debe creerlo, mi señora. Su talento es único. Quiero ser el primero en hacerle la oferta y enviar a sus manos un cheque en blanco.”
La llamada de Michele Rumanutti llena de emoción a Celeste. Se siente renovada y llena de energía ante esta oportunidad que se le presenta, pues Finalmente está dando un gran paso en su carrera como diseñadora de moda. Este éxito potencial no solo le brinda la posibilidad de independencia financiera, sino también la oportunidad de destacar en el mundo de la moda. Sin embargo, a pesar de este logro profesional, su vida personal sigue siendo un torbellino de complicaciones y secretos que amenazan con hacerla tambalear en cualquier momento.
Titi alienta a Celeste a dar el primer paso hacia su futuro y le recuerda que está lista para tomar decisiones importantes.
“Espere mi llamada, señor Rumanautti”
“Esperaré con ansias, señora Di marco. Piense en mi oferta, juntos seremos tendencia por mucho tiempo”.
Cuelga la llamada y Titi la abraza emocionada.
—Esta oportunidad es lo mejor para avanzar en tu carrera y alcanzar tus metas profesionales. Felicidades, amiga.
—primero debo hablar con el licenciado Costa para que me oriente con el contrato. No quiero apresúrame y cometer un grave error.
—Pues, no esperes más y llámale. Hoy mismo ese tema debe ser resultó. Esta oportunidad extenderá tus alas y el desgraciado de Ricardo esta vez no va a mutilarlas.
Celeste se dispone a llamar a su abogado, cuando escucha un pequeño alboroto fuera, Titi a observa y levantando la ceja, ambas se asoman a la puerta. Es ahí que ven a la policía entrar a la oficina de Lorenzo, Celeste cree que al fin pondrán al viejo tras las rejas, pero grata es su sorpresa al darse cuenta de que es a nadir a quien sacan esposado. Por supuesto que Ricardo no tarda en parecer, disfrutando de espectáculo, ala parecer.
«Esto solo demuestra que nunca podrás conocer en realidad a tus empleados» expresa, Ricardo, mirándola.
Luego se acerca a la policía y le dice algo ha oído a Nadir, este que palidece y ligeramente lleva la mirada a Celeste, como diciendo, “Esto no está bien”
—Llévenselo— manifiesta, Ricardo— su presencia mancha la imagen de mi empresa.
El tenso momento en la empresa parece llegar a su punto crítico cuando Ricardo ordena a la policía que se lleve a Nadir debido a las acusaciones en su contra. La presión y la injusticia que Celeste siente en ese momento son abrumadoras, pero a un más que se autonombre como dueño de su empresa.
Con firmeza, Celeste se interpone en el camino de la policía y los mira con determinación. Su voz suena firme, pero con urgencia mientras se dirige a los oficiales:
—¡Esperen! ¿Por qué se lo llevan? ¿De qué se le acusa a mi empleado? — pregunta Celeste, ante la mirada de sombro de Ricardo.
—Este hombre es sospechoso de la muerte de Lucrecia Fernandini, sus huellas fueron encontradas en la víctima. Y las cámaras de vigilancia lo han grabado huyendo del lugar —le informa un oficial para luego seguir su camino al ascensor.
—Pero, están seguros de que él lo hizo? — insiste Celeste.
—Señora, los detalles los tratará su abogado.
Palabras del policía resuenan en su mente mientras observa al oficial alejarse hacia el ascensor. Ricardo sin perder tiempo se acerca.
—Te preocupas demasiado por él. Cualquiera puede darse cuenta de que te has convertido en una zorra — murmura en voz baja, pero Titi lo escucha.
Titi, quien siempre ha sido leal y protectora de su amiga, no puede quedarse en silencio ante semejantes insultos.
—Cuida tus palabras, maldito— interviene Titi— Celeste es una mujer empoderada.
—No sabía que ahora así se autonombran las putas.
Las palabras crueles y despectivas de Ricardo hacia Celeste finalmente la llevan a su límite. Ella no soporta más y le propina una fuerte bofetada. Si bien ningún otro empleado pudo ver ese espectáculo, para ella, hubiese sido perfecto.
—¡Cómo te atreves! —toma su mano con fuerza, en tono amenazante.
—Eso sí que no, papacito—interviene valientemente para defenderla— ella no está sola, atrévete a tocar y no saldrás con vida de esta empresa.
Ricardo estalla en carcajadas.
—¿Y supone que debo temer a las amenazas de un gay? ¿Qué es lo que harás? ¿Arañarme?
—No tienes idea de lo que podría hacer con un parásito como tú — Lo mira desafiante, y le sostiene la mirada.
Ricardo, por su parte, queda sorprendido y enojado por la reacción de Titi, que su actitud de superioridad comienza a resquebrajarse en ese momento.
—Hablaremos en casa de esto. Hasta entonces, tienes tiempo para abogar por tu amante.
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