PRINCESA CON CICATRIZ UN NUEVO COMIENZO – UNA ESCAPADA INESPERADA ( PARTE DOS)

Luego de acompañar a mi madre a recibir y saludar parte de los invitados,sobre todo con los que tenía mas afecto, me involucré tanto como pude en la cena, mi madre advirtió y lo hayó raro que yo llevase jean y camiseta, cuando los demás estaban vestidos de manera formal, ella miró todo mi atuendo,  y en mis pies llevaba puesto  unos adidas rosa que me encantaba usar, por lo cómodo que quedaban mis pies en ellos,  era la fiesta de fin de año –Al menos pudiste haberte puesto un vestido –me dijo mi madre examinándo mi vestimenta

Yo moví mis hombros hacia arriba y le contesté –para que, si me siento cómoda con esto, ella suspiró, me dejó parada en el camino y siguió hasta donde estaban los demas. Mi madre no tenía ganas de seguir echándole leña al fuego, ella sabía que yo estaba enojada aunque le habia dicho que no, pero pensó que con mi actitud de vestirme diferente a los demas ese día, era un acto de rebeldía por lo que había ocurrido entre nosotras el día anterior, pero no se imaginaba,  que yo estaba vestida para huir esa noche, y con un vestido, se me imposibilitaría

La hacienda habia sido decorada con muchas luces navideñas por casi todo el lugar, se esperaba un gran espectáculo de fuegos artificiales a la media noche para recibir el nuevo año. Me había quedado parada en la entrada en donde se estaba llevando a cabo la fiesta, era al aire libre, y , desde ahí podía observar el movimiento de la gente, y el andar sobre todo de los miembros de mi familia, mientras me daba tiempo para imaginar como escapar, claramente me iba a ser imposible salir en una hora, que era lo que faltaba para que se cumpliese el plazo en el que me pasarían a recoger, pensé en cambiar de planes, rápidamente envié un mensaje al celular de mi papá y le dije que la hora de salida iba a ser cambiada.

¡Estas segura Fiorella! para esa hora será muy tarde, ¿le contaste a tu madre lo de nuestro encuentro?–me preguntó preocupado.

Yo le había prometido  a mi  padre que me encargaría de sacar el permiso para vernos, pero que él tenía que estar de acuerdo, aunque el estuvo dispuesto a correr la aventura, lo hicimos bajo el acuerdo, de que yo debía tramitar el consentimiento, porque cuando él quiso hacerlo, se armó todo aquel lío y no quise contarle ese detalle, de que tambien a mi me habian  negado la autorización

–si, claro que lo hice, lo que pasa es que debo pasar las primeras horas con mi mamá y los abuelos ya sabes, y luego tendré permiso para encontrarme contigo–le dije

Menuda mentira la mía, no se que me estaba pasando, pero no tenía ganas de echarme para atrás, no se si mi padre me habia creido el cuento, pero aceptó.

Ya tenía un plan mas o menos armado, pero no estaba pensando en el

 embrollo que se armaría luego de que notasen mi ausencia, me puse in poco inquieta, y miles de cuestionamientos asaltaron mi cabeza ¡que iba a ser a la media noche en casa de mi padre! Me cuestioné, si para mi él era un completo desconocido, yo para él por igual, apenas llevábamos unas horas de habernos conocido,  aunque yo llevaba diesiséis años de existencia de los que él se había perdido

Para las diez de la noche Jonathan junto a su banda habian empezado a cantar las primeras canciones de la noche, aunque me gustaba escuchar su armoniosa voz, mi mente estaba en otro mundo, me había sentado en la mesa con la familia junto a Cristal, ella estaba distinta esa noche, increiblemente, se había sacado el mechón azul de su cabeza, su pelo lucía mas uniforme, no dejaba de acomodarse el vestido rojo que llevaba puesto esa noche, el traje tenía un ligero escote en la parte delantera, y cristal se miraba cada tanto, buscando la manera de que su busto luciera un poco mas grande, yo examiné su estraño accionar, me  había olvidado por completo,  que su pretendiente músico era la razón de su raro comportamiento

–Te hará falta mas que una postura erguida para hacer que eso te crezca–le dije, sacandole una sonrisa. Ella siempre se quejaba de su plano pecho, en cambio yo, tambien me quejaba, pero de lo exagerado que eran mis bustos

–Ay Fiore, dijo ella, y me miró

–pero, ¿que haces vestida asi? me extraña Fiorella, si me animaste a usar este vestido por David

–Pero si te queda hermoso,y ya viste que no te saca la mirada de encima–le dije señalando a la tarima donde estaba su pretendiente con los otros músicos, David la saludó con un beso de lejos, y ella se sonrojó, que coqueta estaba Cristal, yo sabía que le hacia falta un chico en su vida, algun amor  con el que pudiera vivir una linda avenura, al menos, David parecía ser el correcto

–Fiorella, pero abosolutamente que a ti te pasa algo, porque tu vestimenta me lo dice todo–me dijo

–No, es que no estoy de ánimo para usar otra ropa, asi que tendran que aguantarme asi–agregué

–Y si ¡que crees! pero díselo a Fabiola que no te ha sacado la mirada de encima

Yo voltée, y en efecto, mami estaba en la otra esquina, arreglando su cabello, con su mirada fija hacia a mi

–Bueno, eso es porque no tiene a Joao cerca, y desde que se tome una o dos copas, mi presencia pasará a segundo plano.

En ese momento, Jonathan animó a los presentes a bailar un rock local, la noche estaba para eso, Joao llegó y haló a mi madre a bailar, y ella de inmediato sacó su foco de mi, tal como yo lo había dicho, me sentí aliviada  y aproveché para irme despegandome del grupo.

Diez minutos despues, anunciaron el lanzamiento de los fuegos artificiales, hubo una algarabía inmediata

Jonathan que había terminado de tocar, se me acercó, fue el primer acercamiento que tuvimos esa noche, porque yo aparecí tarde al resinto, y lo estaba evitando

–Me encanta como te quedan esos tenis rosas–me dijo intentando de buscar una conversación

–Gracias –le dije y luego sonreí

–Estoy en algún problema contigo–me preguntó parándose frente a mi, me fijé que todavía tenia su guitarra colgada en la espalda

–Problema tu no, de donde sacaste esa deducción –le pregunté

–Ah, es que me has evitado toda la noche, te vi llegar y te sentaste lejos,  con tu flamante vestimenta, me miró de arriba abajo y agregó –por cierto, me gusta, rompes el esquema de la noche

No pude evitar sonreir, la compañía de Jonathan provocaba mucha alegría a mi vida, me sentí culpable por no contarle de mi plan, y estuve a punto de decirle, pero si se enteraba de la locura que estaba por cometer, trataría de persuadirme de no hacerlo, u ofrecerse a ir conmigo, y yo no estaba dispuesta a dejar que él se metiera en problemas con mi familia y con su tio por mi culpa, asi que lo mantuve alejado de mis decisiones  tanto a él como a Cristal

Ya estaban todos reunidos para recibir el año nuevo, faltaban solo diez minutos, y yo aun estaba con Jonathan

–¿Me acompañas a ver los fuegos artificiales y celebrar las primeras horas de este nuevo año conmigo? –me pidió

Mis manos estaban un poco temblorosa por los nervios, ellos estaban a punto de traicionarme y de hacer que me echara  para atrás con mi decision, mas aun, al ver a mi familia celebrar feliz y al chico que me gustaba, y yo sabía que a él tambien yo le agradaba, aunque éramos solo amigos, estaba ahí, extendiéndome  la mano para que festejemos juntos el nuevo año que estaba por llegar, en eso, me sonó el teléfono, era un mensaje de mi padre, diciendo que me esperaba afuera, me excusé con Jonathan de inmediato

–Perdon Jonathan, debo ir a la casa por algo, pero ya vuelvo–le dije y salí corriendo

miré atrás mientras corría y vi a Jonathan alejarse mezclandose con el resto de la gente, yo entré a casa lo mas rápido que pude, subí a mi habitación a buscar mi bolso que tenía preparado, me quería agarrar la nostalgia, pero, me llené de valentía y salí, corrí tanto como pude hasta alejarme del resto, ya estaba a una distancia que nadie podía alcanzarme, y escuché desde ahí, el sonido estruendoso de los fuegos artificiales que explotaban por los aires

–Feliz 2018­– dije en voz alta. Me acerqué hasta la puerta de salida, la puerta era nueva, y para abrirla, debía poner unos códigos, astutamente los obtuve en una conversación con el abuelo, era mi fecha de cumpleaños, abrí la puerta y salí, y allí estaba el auto, el mismo que había entrado al rancho la otra vez, mi padre al verme salir agitada, abrió  la puerta del auto  y fue a recibirme

–No tengo tiempo para estos protocolos, podemos irnos por favor–le advertí

entonces no dijo nada, ya estaba acostumbrado a mi manera brusca de tratarlo, me dejó entrar, se sentó a mi lado, y le pidió a su chofer, que salíeramos de allí, yo miré por afuera de la ventana, como nos alejábamos del rancho, en donde estaban guardados todos mis afectos, mi familia y los mejores momentos de mi vida.

SEGUIR LEYENDO

Loading


Deja un comentario

error: Contenido protegido
%d