Dos meses después
El día esperado ha llegado. Celeste está emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Es la gran noche en la que asistiría al desfile de aniversario de su empresa Elegancia Sartorial, y todos los detalles importan. Desde hace semanas, ha estado trabajando en secreto en un vestido especial para la ocasión. Su sueño es sorprender a todos con su talento en la costura, y para eso, contó con la ayuda de su amiga Titi.
El vestido es una verdadera obra de arte. Celeste ha elegido cuidadosamente el diseño y los materiales, y Titi ha sido su cómplice en el proceso de confección. Juntas, han puesto toda su dedicación y amor en cada puntada. El resultado es un vestido único, que realza la belleza natural de Celeste y reflejaba su personalidad.
Antes de bajar a la ceremonia, Ricardo entra a la habitación de celeste y la observa, tan deslumbrante.
—¿De dónde sacaste ese vestido? Ese no es el que elegí para ti.
—El que elegiste es hermoso, pero decidí usar el que yo diseñé. Titi me ayudo a confeccionarlo— responde ella.
—Así que el travesti sigue metiéndose donde no debe— expresa molesto.
—Más respeto con Tití. No te permitiré que te expreses de ella de esa manera. Es mi amiga.
—Es un hombre que se cree mujer. Y aunque te cueste admitirlo, solo lo hace para aprovecharse de las ingenuas como tú. Y a lo que a mí respecta, tus amenazas me tienen sin cuidado, esta es mi casa.
—Es mi casa— rectifica Celeste, muy enojada.
—Repito — enfatiza Ricardo— es mi casa y esa persona, nunca será bienvenida. Si por mí fuera tampoco pondría un pie en la empresa.
—El que estés a cargo no te hace el duelo, legalmente es mi empresa.
—Pero eres una buena para nada que tus padres, tuvieron que dejar a su yerno en la dirección.
—Es lo que tú dices, yo aún no veo el documento legal donde te dejan como el dueño suplente.
—¿Quieres iniciar una peleas absurda en un día como este? — deja salir una sonrisa burlona— eso solo rectifica la decisión de tus padres. Y evita alardear demasiado sobre tu diseño. Puede que recibas una dosis de realidad dolorosa.
—¿Qué quieres decir con ello?
—Que siendo sinceros, ese diseño es horrendo, vulgar, se nota la fata de creatividad y esa tela definitivamente es corriente. Tú y titi hacen muy bien su trabajo de payasas— Camina ala salida feliz por destrozar la autoestima de su esposa—Si aún quieres lucir hermosa, cámbiate esos harapos y baja, te estaré esperando en el salón, recuerda que debemos dar el discurso de bienvenida.
Ricardo ha conseguido lo que quiere, Celeste vuelve a mirarse en el espejo, mientras deja correr sus lágrimas. Se siente muy miserable, con su ánimo por los suelos, cuando siente un pequeño tirón en su vestido.
—Mami— habla Lucas— Estás muy bonita.
Esa pequeña frase la hace sonreír, limpia sus lágrimas presurosa y se inclina para besar la frente de su hijo.
—Gracias, corazón.
—¿Por qué estás triste?
—No estoy triste, mi niño. Estoy feliz, estas lágrimas son de emoción por el desfile y por nervios de no saber si estoy eligiendo el vestido correcto.
—Me gusta el vestido. Tú y tía Tití han hecho un gran trabajo. Me gusta más que todos en el mundo.
Celeste sonríe y lo abraza.
—Yo también pienso lo mismo, amor mío.
—¿Podré quedarme contigo en el desfile?
—Por mí puedes quedarte hasta el amanecer, pero debes dormir temprano, después del discurso catalina te llevará a la cama.
—¿Y puedo comer unas galletas antes de dormir?
—Talvez, solo una y un vaso de leche.
—Sí— se emociona el pequeño Lucas.
Con esa inyección anímica, Celeste retoca su maquillaje y junto a su niño, salen de la habitación, Lucas está muy emocionado y va dando brinquitos por el pasillo, bajan las escaleras y Nadir está al final de ellas, observándolos. Lucas lo saluda emocionado.
—Mira Nadir, ¿no te parece hermoso el vestido que hizo mamá?
—Sí— responde él, sin apartar la mirada de los ojos de Celeste— Es hermoso, deslumbrante, tan elegante. Sin duda tu madre es muy talentosa.
—Ella y tía Tití lo hicieron— agrega Lucas.
—Sin duda será la envidia de muchas y el centro de atención de algunos diseñadores. No tema en esconder su talento.
—Gracias— dice ella, un tanto nerviosa, continuando su marcha.
Celeste se aleja junto a su hijo, aparentemente ignorando sus palabras, pero por dentro su corazón se llena de alegría. Después de todo, es lo que tenía que hacer, no esconder su talento, sentirse orgullosa de lo que hace, es su camino, su futuro, aunque Ricardo intente aplastarlo.
No pasa mucho para que Lucas viera a su padre y corriera para abrazarlo, aunque es lo que odia, pues no le gusta que le arruguen el traje, lo acepta, para estarse como un excelente padre. Además, ama que lo fotografíen siendo tan cariñoso con su hijo.
—Papi, mira a mamá, esta hermosa, ¿verdad?
—divinamente encantadora— murmura algo incómodo, viendo que ella sigue con su vestido puesto.
—Cariño, quedamos en que usarías el otro vestido.
—Gracias por tu sugerencia, pero me siento más cómoda con este.
—Es un vestido impresionante, Cariño—, dijo Ricardo con una sonrisa forzada, —pero no creo que sea necesario que lo andes mostrando por ahí como si fueras una diseñadora profesional.
—Tu tranquilo, yo nerviosa.
—se dirigen a la ceremonia.
El vestido de Celeste no pasa desapercibido en la gala. A medida que camina por el evento junto a Ricardo, la gente no puede evitar voltear a mirarla. Los fotógrafos se detienen para capturar la belleza y originalidad de su diseño, lo que genera una sensación inesperada en el lugar.
Con discreción y modestia, Celeste se limita a sonreír a los elogios que recibe, sin buscar destacar en exceso. Ricardo, notando el impacto que causa el vestido, siente que las tripas se le revuelven al sentirse un poco superado por la situación, decide alejarse momentáneamente para tomar un trago, aprovechando que catalina, se lleva a Lucas al lugar que ocuparía durante el desfile.
Mientras él se pierde entre los concurrentes, Titi no pierde la oportunidad de presentarla como la talentosa diseñadora detrás de la creación. Algunos socios no dudan en ofrecer sus galerías para sus diseños.
—Yo pagaría lo que fuera por tener una colección suya, señora Di Marco. Quiero ser el primero en poner a su disposición un cheque en blanco para su próxima colección. Dígame, ¿para cuándo debo esperarlos?
—Es muy amable señor Rumanutti, pero…
—Muy pronto— interrumpe titi. La señora di Marco tiene una colección increíble, que retraso de este lanzamiento, para fin de año.
—Excelente —se emociona Michele Rumanutti—Quiero ser el primero en comprarlo. Si sus otros diseños son como este, no dudaré en ofertar el triple.
La emoción de Rumanutti es compartida por los socios más importantes de la empresa. Y titi por supuesto que es la más emocionada.
—¡Celeste, estás espectacular! —, exclamó Titi emocionado. —Este vestido es simplemente increíble, y no me sorprende que sigas causando sensación esta noche. Eres una diseñadora excepcional.
—Pero mis mejores diseños están borrados, echados a perder, nunca estarán a tiempo para fin de año.
—Has avanzado mucho en rehacerlos, yo te echaré una mano a partir de mañana. No te desanimes, oíste al señor Michele, todos los demás están esperando tu lanzamiento. No te detengas por Ricardo, llegó el momento de que brilles por luz propia. Que encuentres el amor y quien sabe, quizás ya esté más cerca de lo que crees.
La codea, viendo a lo lejos a Nadir, observándola.
—¡Por dios santo, Titi! Nunca podría pasar nada entre los dos.
—Pero ya paso.
—solo fue un beso.
—Uno muy especial. Ese hombre te mira con admiración y deseo.
—Déjame fuera de tus planes de cupido. Mi único interés es el futuro de Lucas.
—Pero…
—Pero nada. Ya es hora del discurso— dice al ver a Ricardo aparecer y llamarla a lo lejos.
—Ve y lúcete.
Es lo que planea hacer Celeste, ha preparado un discurso sincero y conmovedor, expresando su gratitud por el apoyo de sus amigos, y compartiendo su pasión por la moda y el diseño. Sin embargo, justo cuando Celeste iba a tomar el micrófono, Ricardo se adelantó y le pidió que le permitiera decir unas palabras. Después de todo, hará lo que hace cada año, desplazarla de ese gran momento. Desde que murieron sus padres, él se ha encargado de seguir siendo el líder, restregándole en la cara que nunca podrá sustituirlo y como si fuera poco, roba sus líneas del discurso.
Su corazón se rompe en mil pedazos y debe sonreír para las fotos en familia. Los aplausos los siente vacíos, es como si cada uno de ellos la abofeteara y la dejara sumergida en la oscuridad.
Ambos se ubican en sus lugares en primera fila, listos para ver desfilar los diseños de temporada, los aplausos no se hacen esperar, entonces las nuevas amantes de Ricardo aparecen entre ellas.
—¿Quiénes son esas chicas? No las he visto antes — pregunta Celeste.
—Son las nuevas modelos de la agencia. Las contraté hace unos meses.
—No necesitamos nuevas, ¿y dónde están Giulia y Emma?
—Tenían pendientes que hacer. Por esta razón es importante tener suplentes.
—No son modelos, ¿De dónde las sacaste?
—Deja de murmurar, hablaremos al finalizar. Enfócate en el desfile, la prensa está observando. ¿Acaso quieres que el desfile de aniversario se arruine por tus estupideces?
La pequeña riña entre dientes, concluye, dejando con el corazón temblando a Celeste.
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