La Princesa Rosada: Episodio I El Frustrante Caballero – Cartas del General Melfor a su esposa Kramil – Cuarta Carta del General Melfor a su esposa Kramil

Reino de Xynichov, 21 de agosto del año 2248dBS

A mi amada esposa Kramil

Por fin llegamos a Xynichov luego de una larga travesía cruzando el Valle de Salicis, donde enfrentamos algunos grupos de criaturas extrañas, parecidas a personas que han sido desolladas y dejadas así como si nada, la carne viva al descubierto y toda putrefacta. Dicen los soldados que esas aberraciones son muertos vivientes y que fueron creados por el mismo señor oscuro, todos ellos componen el grueso de su fuerza armada y generan el pánico de la población y los grupos de comerciantes que ya casi no se aventuran a viajar sin antes contratar los servicios de escoltas a caballo o de valientes milicias de poca formación militar.

Las condiciones de tiempo son muy variables por estos lados, sobre todo cuando llegábamos al reino, donde el calor húmedo era insoportable y nuestras armaduras comenzaron a tener óxido en las esquinas, por lo que, en tanto llegamos, consultamos por un herrero a ver si podía arreglar el problema o bien tendríamos que desembolsar dinero para pagar unas nuevas. Las espadas, por suerte, no sufrieron mayor deterioro, pero, de todos modos, pedimos que se les hiciera mantención.

El ánimo de los hombres también ha variado un poco, pero, tan pronto vieron una taberna y una hostelería, volvieron a animarse. Cabe señalar que la cerveza de aquí es de malta y no de cebada como en Kranis, la carne es de cerdo o vacuno y el maíz, al igual que el trigo, abundan gracias a la cercanía con el río Malari, el cual riega los campos generosa y diariamente. Se me empezó a hacer la costumbre de fumar tabaco imitando a algunos de los caballeros que también han visitado el mercado para hacerse de hojas a fin de calmar la ansiedad que ha traído la campaña. A causa de mi nueva actividad recreativa, me he hecho también de una pipa propia y me han recomendado las cepas más suaves tan solo para poder acostumbrarme y evitar pasar un mal rato.

Al norte se puede apreciar el Bosque de Grescar y la densa niebla que dicen es la que cubre todo el Valle de Sweetlen, lugar al que no se han atrevido a acercarse debido a que hay cientos de muertos vivientes rondando bajo el mando de siniestros nigromantes que no dudan en usar sus poderes con tal de acabar con cualquiera que tenga la osadía de enfrentarlos. Obviamente, hemos tomado nota de las menciones que se nos han hecho saber y hemos agradecido los consejos que sabiamente se nos ha proporcionado porque hay que tener en cuenta que, con el reino más longevo de todo el continente en manos de una fuerza siniestra, es motivo suficiente para declarar la guerra. La historia nos recuerda que, querámoslo o no, fue Sweetlen el primer asentamiento humano en estas tierras y, por tanto, tiene un valor estratégico inmenso, tanto como lo es Kranis en el sur, Ghroll en el este y Kriatón en el norte, pero siempre el primer reino será el que predomine por sobre cualquier otro. No menor, nuestro monarca codicia tanto tener el dominio de ese reino y me ordenó preparar al ejército para hacernos con el control de él, mas desistí debido a que, si desea llevar a cabo tal empresa, primero debe desterrar a los invasores que se nos adelantaron y después mandar nuestra propia ofensiva, mas ten por seguro que yo no he de comandar dicha misión, pues es tu tierra y la mía también, nuestro amor ha unido a ambos reinos, nuestros hogares, quiéranlo o no y no puedo cometer falta contra ese reino porque, entonces, lo estaré cometiendo contigo, mi amada.

Ésta quizá sea la última carta que pueda escribir y enviarte por medio de un confiable mensajero, por tanto solo te pido que seas paciente y ruegues a los dioses la protección tanto para mí como para mis soldados a fin de tener éxito en la campaña y llegar sano y salvo a casa.

Un beso y un abrazo afectuoso.

Melfor Barodil, hijo ilustre del linaje Barodil y General al mando del Ejército de Kranis.

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