No deje a ninguno decir nada, y nos empuje a entrar a la oficina de inmediato.
Si estaba sentenciada, prefería morir en privado.
— Mariane puedes explicar ¿qué estás haciendo aquí?
El nudo en mi garganta impedía que algo coherente saliera de mi boca. Debo pensar muy bien mis palabras, para que esto no rompiera mi relación con Michael.
— Disculpa que lo interrumpa Sr. Wilson, pero, Mariane ¿De dónde conoces al dueño de la compañía?
— Eh yo, tengo mucho que confesarte Michael, pero ahora mi…
Sabía que la palabra que soltaría dejaría abrumado a Michael, pero era lo primero que necesitaba aclarar. Junté todo mi coraje, y como la mujer fuerte y valiente que era dije. — Tengo que hablar con mi padre.
— ¿Tu padre?
Lograba ver el dolor en sus ojos, ávidamente lo cubrió con una mirada fría, sabia por rumores de oficina que Michael podía ser demasiado frívolo e indiferente cuando se lo propone, pero él nunca me había dedicado esa mirada a mí, era como si no me conociera. En parte era cierto, el no Conoce todo de mi como le había hecho creer. Lo cual estaba mal, muy mal, pero tampoco pensé que una distancia se instalaría entre nosotros, él estaba justo a mi lado, pero a su vez ya no lo estaba.
— Sr. Turner, creo que mi hija nos debe a ambos una explicación. Mariane, ven a casa esta noche y aclárame todo esto, creo que tienes un problema más importante por aquí.
— Y Michael Turner, tenemos negocios pendientes que comentar, pero ya te llamare para que viajes a la compañía central. Hasta luego.
Michael lo despidió con un asentimiento, mientras abría la puerta para mi padre.
Estaba ansiosa por la inminente plática con Michael, pero al menos mi padre se había comportado civilizadamente. Supuse que iniciaría una dramática escena y discusión, sobre porque su hija poco valorada se encontraba trabajando en una de sus importantes compañías y porque iba de la mano con el gerente. Pero me alivie al ver que me dio el derecho de la duda y aguardaría por una explicación.
Solo me quedaba Michael, un Michael demasiado enojado o quizá dolido.
— Michael yo, planeaba hablar contigo, te iba a contar todo, pero nunca parecía ser el momento, entonces tú me presentaste a tus padres y me di cuenta de que debía darme prisa, pero el destino tenía otros planes.
— ¿Destino? ¿Culpas al destino porque tu mentira se descubrió? Por favor, Mariane, acepta la culpa de todo el cuento que te has inventado.
Sus palabras reflejaban el dolor que le estaba causando. Quería tomarlo entre mis brazos y decirle lo mucho que lo amaba.
— Yo, si me llamo Mariane, pero mi nombre completo es Mariane Wilson Layne, omití el Wilson por obvias razones. Todo este engaño lo hice porque en verdad necesitaba un empleo, mi relación con mi padre nunca ha sido la mejor, él se molestó porque no acepte al hombre con el que el deseaba desposarme. Entonces me quito todo, dejo de pagar el alquiler de mi departamento y se llevó mi automóvil, eso puede sonar como una chica mimada que perdió comodidades, pero no fue así. Mi padre nunca estuvo junto a mí, toda mi vida crecí con mis abuelos, ya los conoces, mi padre solo financiaba algunos aspectos de mi vida, porque mis abuelos me apoyaron a entrar en la universidad, no él. Y un día simplemente exigió que contrajera matrimonio con alguien que no conocía y al recibir mi negativa me pateo a la calle. Entonces me planteé la meta de trabajar en una compañía importante y demostrarle mis conocimientos, no tenía que ser Wilson, pero el anuncio apareció frente a mí y necesitaba un trabajo al instante.
Sentía que mis palabras tropezaban unas con otras, pero sabía que Michael estaba analizando cada una de ellas, tenía esa vena saltada en su frente, la que le sobresale cuando estaba enfocado en algo.
— Entiendo, y ¿qué hay de mí? ¿Era parte de tu plan en contra de tu padre?
— ¿Que? No, Michael jamas jugaría contigo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
— ¿segura? Creo que, en tu idea de revelarte, salir con un empleado podría ser una forma de venganza con tu padre por intentar controlar tu vida amorosa ¿no lo crees? Sino porque otra razón, teniendo un matrimonio en puerta que probablemente vale millones, saldrías con un simple gerente.
— No, Michael, nunca haría eso, además te conocí antes ¿recuerdas? Esa noche de fiesta. Creí que jamas volvería a verte, pero continuabas en mis pensamientos y entre aquí a tu oficina, encontrándote nuevamente con esa sonrisa coqueta y tu porte seguro. Todo en ti me cautivo, soy tuya, te pertenezco en cuerpo y alma, desde la noche en que te conocí. Nunca has sido parte de mi rebeldía, eres lo más real y el mayor amor que he recibido en toda mi vida, no creas ni por un instante que lo nuestro no significa nada para mí, porque lo nuestro es todo.
— No sé qué pensar en este momento, he tenido que enterarme de demasiadas cosas a la vez. Es un día repleto de trabajo, prefiero enfocarme en eso. Te puedes tomar el día si deseas, creo que necesitas arreglar tu vida privada Srita. Wilson.
Dijo lo último con desdén. Todo lo que había intentado evitar me había explotado en la cara, dejando mi corazón destrozado, Michael me odiaba.
Estaba teniendo un gran control sobre mis emociones, porque tan solo quería llorar, no podía perderlo, él era el amor de mi vida.
Sali de esa oficina que me rodeaba de frialdad, ahora tenía que reparar dos corazones rotos, pero antes debo hablar con el Sr. Wilson, mi padre.
Si él se encontraba en la ciudad, era muy probable que estuviera en la casa familiar.
Era hora de arreglar mi desastrosa vida familiar.
Toque el timbre con impaciencia. Mi padre era capaz de hacer cualquier cosa, incluso despedir a Michael, no porque protegiera a su pequeña, más bien protege su fortuna y apellido.
Anna me recibió con una sonrisa fraternal, su esposo e hija podían ser horribles, pero ella siempre me visito y cuido, realmente había sido una madre o lo más cercano que aspire a tener.
— Cariño, que sorpresa. Pasa, estas en tu casa.
—Hola mamá, tenía tiempo sin venir lo sé ¿está mi padre en casa?
La palabra padre siempre me dejaba un sabor amargo, como ese medicamento para la gripe.
— Esta en el estudio, ya lo conoces, adicto al trabajo.
Si, claro, una cosa era ser adicto al trabajo y otra al dinero, él amaba su cartera llena.
Aunque si, desde que conoció a Anna él trabajaba desde casa, ella había logrado ablandar un poco su corazón de hierro. Anna era la mujer que siempre animaba los eventos, su espíritu alegre mejoraba tu día, si tan solo mi hermana hubiera sacado más genes suyos que de mi padre, seguro seriamos mejores amigas.
— De acuerdo, mantendré una plática con él, si pudieses informar a cualquier persona que no se acerque por favor.
— Entiendo cariño, buena suerte.
Me guiño su ojo y continuo sus labores, ella adoraba ir de compras, pero era toda una ama de casa y empresaria, mi padre había creado una fundación para madres solteras y mujeres con cáncer, si, era irónico que un hombre machista invirtiera su dinero en algo así, pero era más para que Anna se mantuviera ocupada en algo más que los deberes.
Aunque deseaba entrar hecha un torbellino, no era lo correcto. Él ni siquiera tenía la culpa del lio que provoque con mis mentiras. Así que toque su puerta en espera de autorización para acceder.
—Adelante.
Su gruesa voz vibro a través de la madera, era el momento, de expresar todo lo que me había callado en la vida, de decirle que lo quería, aun si él nunca me dio el cariño que necesitaba, pero además de eso, le dejaría muy en claro que ya era una mujer adulta, inteligente y capaz de tomar las riendas de la organización y de mi vida amorosa, por supuesto.
—Hija, sabía que eras tu. Ahora si ¿Puedes explicarme que hacías en la compañía de la mano del gerente Turner?
— Bueno yo, estaba en la compañía porque soy la asistente del gerente, le ayudo en la administración y contabilidad.
— Te atreviste a retar mi autoridad, sabes que no planeo dejarte a cargo de nada, eres solo una mujer, nunca lograras igualar mi éxito y por eso mismo no eres apta para el puesto, arruinarías todo mi esfuerzo de años.
— ¿Enserio Liam? ¿Aun dudas de mis capacidades? Las ventas del sector que maneja Michael en la compañía son las más exitosas, además de que me encargue de las campañas publicitarias y el análisis a clientes potenciales.
— ¿Michael? ¿Así llamas al Sr. Turner tu jefe directo?
Ahora lucia molesto, ya sospechaba de todos modos, no podía fingir que no existía nada entre Michel y yo, cuando de lejos se notaba que lo amaba.
— Bueno, había conocido a Michael, días antes de entrar a trabajar, actualmente es mi novio.
— ¿Crees que voy a permitir que una de mis hijas este con un simple director?
— ¿Que? Ahora si soy tu hija, por dios, Liam nunca me visitaste, solo me dejaste con mis abuelos en cuanto nació Amber, después solo me visitabas una vez al mes y ni eso, tan solo les firmabas un cheque a mis abuelos y huías en cuando bajaba las escaleras para correr a abrazarte.
— Hija yo…
—Escúchame, destrozaste mi corazón de niña con tu indiferencia, me prepare adecuadamente para encargarme de la compañía. Y tú que hiciste ¿arreglarme un matrimonio en socialite para fusionar la empresa? Yo no necesito de ningún hombre para manejar la empresa, entiende eso padre. Y Michael no es solo un director, es un hombre muy inteligente que me da todo el amor que me merezco. Entiende que el dinero no lo es todo, las cosas más simples de la vida esas que nos dan la felicidad muchas veces son gratis. Yo no necesitaba tus cheques, solo deseaba un abrazo.
Estaba llorando, había explotado en anteriores ocasiones, aunque le había reprochado su abandono antes, nunca fui tan abierta con mis sentimientos.
Él se acercó con duda a mi lado y me tomo en sus brazos. Nuestra charla aun no terminaba, pero me reconfortaba que ese deseo de niña por fin se había cumplido, tenía a mi padre cerca.
— Perdóname Mariane, cuando tu madre se fue no sabía que hacer contigo, tú me recordabas a ella, era demasiado doloroso para mí. Entonces Anna mejoro mi vida y luego nació la pequeña Amber, nunca te quise alejar, pero seguías recordándome a tu madre, mi felicidad no sería plena si continuaba atormentándome con su recuerdo, por eso te aleje. Fue un error porque eras mi pequeña niña, lo siento.
— ¿Esto que significa papá? ¿Vas a aceptar que tenga el cargo en la compañía?
— llegar a ese acuerdo es demasiado pronto hija, confió en tus habilidades, pero aun te falta madera, eres un pececito en un mar de tiburones.
—¿Que? ¿Aún me consideras incapaz?
— Te propongo una oferta. Puedes tener el puesto de Michael, tómalo.
Debía estar bromeando o no, tal vez fui demasiado ingenua como para imaginar que mi padre iba a cambiar en una sola tarde.
— No, papá él se merece su lugar en la compañía, no voy a hacerle eso.
— No te preocupes hija, lo voy a transferir en alguna compañía de Texas.
—No puedes alejar a Michael de mí, incluso si tu oferta es darme un cargo.
Su rostro tomo la seriedad que acostumbraba, esa mirada dura.
— Esa es mi oferta, sino aceptas, el será despedido y nunca aceptare que tengas el control de la compañía. Tómalo o déjalo, hija.
Esa última frase era más un, te quedas con tu chico o dejas de jugar a la parejita feliz y vuélvete una mujer de negocios. Si aceptaba esto, no era por mí, ni por todo mi esfuerzo, era por Michael, él no podía perder su empleo, aun si mi padre planeaba alejarlo de mí, no podía destruir su carrera.
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