Después del acto amatorio, Luciérnaga le confía el recuerdo del ayer cuando el gigante llegó por primera vez al club.
—Esa noche, el mejor peleador era la Pantera, las apuestas esa noche estaban por las nubes, el hombre ingresa al ring y deja a todos enmudecidos, su aprecia intimidante causaba escalofríos, pero la pantera no se intimidaba. Le dio pelea el primer round. A la mitad del segundo el gigante lo levanto por el cuello, estaba estrangulándolo, entonces la pantera le pateo las bolas, el hombre lo suelta y la pantera tratando de recuperar el aliento solo le da un golpe en el rostro. No fue suficiente. Esa noche la pantera murió de la manera más horrenda— su rostro muestra gran tristeza, su voz se entrecorta, es como si le causara tanto dolor recordar—Bueno— dice respirando—no a perdió desde esa noche.
—¿Cuánto ha pasado desde esa noche?
—Tres años. Ese hombre solo pelea cuando necesita dinero y estaba previsto que llegaría para el torneo. Supongo que le urge ganarse unos cuantos millones.
—Con esa cantidad de dinero, yo podría vivir sin trabajar unos años.
—Hombres como el gigante, son derrochadores, el dinero le llega fácil, así que la despilfarra. El único que saca provecho de ello, es su jefe, ese hombre amasa cantidades de dinero a costa suya. Endeuda a millonarios y lentamente los arruina con préstamos que nunca podrán pagar.
Nadir piensa en la deuda de Lorenzo y era muy probable que su prestamista sea el jefe del aclamado gigante.
—¿Conociste a la Pantera?
Esa pregunta incomoda a Luciérnaga que muestra un gesto de desagrado.
—Te dije que nadie habla de su vida privada por aquí — dice enojada—las curiosidades te causarán daño.
—Solo es un sí o un no.
—Cuídate, no me gustaría sacarte en bolsa negra del ring.
—¿A dónde llevan los cuerpos?
—Supongo que aún crematorio clandestino o depósito, ¿yo que sé? — se marcha y Nadir la detiene, tomándola del brazo.
—¿Por qué te enfadas conmigo?
—Porque eres un maldito necio, los preguntones no sobreviven mucho tiempo, todos los hombres que murieren, unos días antes eran como tú, muy curiosos, hay cámaras por todos lados, te observan, te asechan, si no haces lo que piden, no saldrás de aquí con vida. Como te lo dije antes, sin preguntas.
Nadir se da cuenta de que ha cruzado una línea al hacer tantas preguntas sobre la vida y los asuntos personales de La Luciérnaga. Se disculpa sinceramente por su curiosidad indiscreta y le asegura que no quería incomodarla ni invadir su privacidad.
La Luciérnaga, aunque enfadada, comprende que Nadir no tenía malas intenciones y que simplemente estaba tratando de obtener información para enfrentar su próxima pelea. A pesar de su enojo, decide perdonarlo y les da algunas respuestas a sus preguntas, aunque sin entrar en demasiados detalles.
Nadir ingresa al ring con determinación, listo para enfrentar el mayor reto de su vida. Sabe que la pelea no será fácil, pero tiene la esperanza de que su destreza y conocimiento de la debilidad del gigantón puedan darle una ventaja.
Su mirada se cruza con la de Lorenzo, quien parece estar disfrutando de la situación. A su lado, La Luciérnaga lo mira con una mezcla de misterio y deseo, como si supiera algo que él desconoce.
El ambiente en la sala es tenso, llena de expectación y un aire de peligro inminente. El árbitro anuncia el inicio de la pelea, y su rival, el gigantón, entra al ring con una mirada desafiante y una actitud amenazante. Es imponente y poderoso, y Nadir puede sentir la intensidad del combate que se avecina.
A diferencia de una noche de peleas normal en el club, solo hay silencio, hasta la respiración agitada puede escucharse. Nadir trata de concentrarse en la pelea, recordando los consejos de La Luciérnaga sobre el punto débil del gigantón. Trata de ser ágil y rápido, esquivando los embates de su oponente mientras busca una oportunidad para atacar.
El combate es feroz y brutal, con golpes poderosos que resuenan en el ring. Nadir se muestra hábil y valiente, pero también sabe que no puede subestimar al gigantón. Cada movimiento es calculado, y la adrenalina corre por sus venas mientras lucha por su vida y su futuro.
Mientras el combate avanza, Nadir empieza a recibir una verdadera paliza; sin embargo, la mirada de La Luciérnaga sobre él, es indiferente. Parece estar observando cada movimiento con interés, como si estuviera evaluando su desempeño.
Finalmente, tras dos round agónicos, Nadir cae en las garras de aquella bestia, cuál Deja Vú, Luciérnaga ve la misma escena. Nadir es levantado en el aire con una sola mano, está siendo asfixiado, patalea y sus piernas cortas, no logran llegar a su objetivo, tiene las manos sobre el cuello intentando liberarse, pero cada segundo el aire se acorta. Luciérnaga deja su lugar y se apega a la reja. No dice nada, pero su mirada de angustia y dolor, le advierten de su final.
Después de una lucha agotadora y llena de emociones, Nadir encuentra el momento perfecto para atacar el punto débil del gigantón. Un golpe certero y preciso lo debilita, y Nadir aprovecha la oportunidad para derrotar a su rival. Solo le queda una salida, aparta las manos de su cuello y va directo a la cara del gigante, sus pulgares aprietan los ojos del hombre que al no soportar el dolor, lo deja caer, en ese instante, aun sin aliento, logra dejar un golpe en el abdomen al gigante que lo toma por sorpresa, un par de golpes más en el rostro y una patada que lo hace caer de rodillas. La mirada de la Luciérnaga se iluminó, le grita acábalo, pero eso no sería fácil, Nadir está débil, adolorido, apenas tiene fuerzas para mantenerse de pie, pero no baja la guardia y sigue tratando de mandar a la lona al gigante.
Sorpresivamente, el hombre cae, y Nadir se mantiene apenas unos segundos de pie, para que lo den por ganador, cuando eso pasa, cae exhausto, dibujando una sonrisa en su rostro, guando gira la cabeza hacia el escaso público, puede ver a los socios retirarse y Lorenzo, pues, maravillado por la victoria inesperada.
Luego, unas palmas efusivas de su jefe se escuchan, a la par Luciérnaga se acerca a la puerta para abrirla y subir para levantar a su compañero.
—Sobreviviste y acabas de colgar sobre tu cuello una pesada cadena de victoria—le extiende la mano.
—Eso es bueno o malo.
—Nunca saldrás de aquí, amigo.
Antes de que pueda decir algo más, Lorenzo llega, avivando.
— Excelente trabajo, Nadir. Parece que tienes mucho talento. Tu victoria ha sido sorprendente y emocionante. Pronto habrá más peleas y ganaremos mucho dinero juntos.
Mientras baja del ring, Nadir siente que hay mucho más en juego de lo que puede ver a simple vista, y sabe que su camino se ha vuelto aún más complicado. Nadir asiente, pero en su interior, sabe que debe encontrar una forma de salir de esta situación sin poner en riesgo su vida. La noche ha sido intensa y reveladora, y Nadir se enfrenta ahora a un dilema que podría cambiar su vida para siempre.
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