Sebastián El sonido de una llamada me sacó de mis cavilaciones, contesté al primer timbrazo con la esperanza de que fuera mi belleza quien me llamaba y me vi recompensado. Era ella. Su voz bonita, alegre y emocionada llenó mis oídos. —Por fin, me estaba muriendo por hablar contigo, Sebas. No tienes una idea de…