—¿Qué dijiste? —pregunté sarcásticamente, ya que había escuchado a la perfección, pero prefería pensar que mis oídos me fallaban.
—El jefe llamó y pidió una reunión —contestó Liam. Se notaba nervioso y era muy obvio como trataba de evitar mi mirada.
—¿Solo a ti? —dije y asintió con la cabeza— Era de esperarse. Será mi abuelo y toda la cosa, pero nunca he sido más importante que la mafia —solté un suspiro y negué con la cabeza— ¿Cuándo es la reunión?
—Me iré inmediatamente y trataré de volver hoy mismo.
—No hay necesidad de eso. Si andas con mucha prisa, cosas malas suceden —dije y empecé a acomodar unos documentos que Liam necesitaría en su viaje.
—¿Cosas malas? —murmuró.
—No me hagas caso. Ve tranquilo y no te preocupes.
Sabía que nada perturbaba más a Liam que dejarme sola, pero si quería respuestas acerca del acuerdo con los Moretti, solo podía confiar en la información que Liam traería. No planeaba decirle nada sobre eso, pero era muy probable que mi abuelo le contara todo e inclusive que le pidiera que me convenciera de aceptarlo sin mucho rechistar.
—Me preocupa más su seguridad —contestó con voz seria.
—No debería. Puedo cuidarme sola y lo sabes.
Por supuesto que lo sabía, si bien es cierto que Liam era muy fuerte, yo era lo suficientemente ágil como para derrotarlo en cuestión de segundos, mis entrenamientos no habían sido en vano.
—Lo sé, pero aun así no puedo dejar de preocuparme. No tardarán en enterarse de que no estoy en la mansión y es posible que intenten atacar.
—Me encantaría ver eso —sonreí al decirlo y Liam solo rodó los ojos.
…
Y en definitiva aprovecharon el momento. No solo distribuyeron bombas por los alrededores, destruyendo parte de los terrenos, sino que lanzaron bombas de humo, dejando a mis muchachos sin visión por un buen rato.
—Que esto no los intimide. Saben para que fueron entrenados —grité con fuerza, mientras me colocaba gafas de visión.
—Señora —me hablo alguien por detrás, específicamente Dylan.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no estas en el bunker? —Aunque Dylan fuera parte de esta mafia, era alguien demasiado valioso para llevar al campo de batalla.
—Tiene que ver esto —dijo mostrándome la pantalla de su tablet, en ella se podían apreciar las cámaras de seguridad.
—¿Qué es esto? —pregunté bastante desconcentrada. Aunque mis muchachos pudieran encargarse a la perfección de los intrusos, yo debía estar allí, liderando y ayudándolos.
—Continue viendo, aparecerán en cualquier momento —contestó bastante serio— Ahí están. Los había perdido por un momento, pero tuve una corazonada de a donde se dirigían.
—¿De qué estás hablando? —dije y miré una vez más la pantalla. Un equipo de varios encapuchados se estaba abriendo paso al sótano— No puede ser —murmuré y empecé a correr en dirección al sótano. Mientras corría le grite a Dylan que avisara a Maxim.
Una vez en la puerta del sótano empecé a cuestionarme de que podrían estar buscando. Acaso este ataque era solo una distracción. Tenía demasiado en lo que pensar y corría el riesgo de quedar herida, pero si mis cuestiones me detenían en este momento, se escaparían con lo que sea que hayan venido a buscar.
Y es ahí en donde caí en cuenta que este misterioso ataque, aprovechando la ausencia de Liam, era un rescate. Uno que no permitiría.
Sigilosamente me acerqué a la puerta y pude verlos teniendo dificultades para abrirla, ya que esta pedía un scan de mi iris y mi huella digital.
—¿Necesitan ayuda? —hice mi aparición de forma sarcástica— Podría ayudarlos por un módico precio.
—Vete de aquí si no quieres morir —me sorprendió que mostraran clemencia, con lo que creían podría ser una simple criada.
—Umm, realmente es todo un caos haya fuera —dije cruzando mis brazos— Creo que me quedaré aquí si nos les importa —Y antes de que pudieran contestar, me agaché, clavando un cuchillo en la pierna de uno de ellos. Rápidamente saqué mi arma y le disparé en el pecho a otro. Me levanté y corrí a una esquina para cubrirme —Espero no se hayan enojado —grité tratando de molestarlos para que se acercaran por su cuenta.
—No eres cualquier persona, ¿cierto? —gritó uno de ellos.
¿Habían descubierto mi identidad? No, eso no sería posible.
—¿Y quién se supone que soy? —pregunté esperando no obtener una respuesta positiva.
—Estoy seguro de que eres la amante de Charlie Gastrell —anunció.
—Mas bien la puta —escuché a otro burlarse.
¿Qué coño acaba de decir? ¿Acaso parezco que me vendo por dinero?
—Maldito imbécil —murmuré tratando de no exaltarme y actuar de forma impulsiva, pero justo cuando planeaba salir, alguien tocó mi hombro.
—Maxim, hasta que por fin llegas —susurré para no alertar a los pocos intrusos que habían permanecido en la puerta, ya que luego de muchos intentos fallidos, los demás habían logrado desbloquear los seguros para ingresar a la sala de tortura.
—Lamento la tardanza, mi señora —contestó serio.
Maxim era lo que los antiguos reyes llamarían un fiel lacayo, pero para mí era un as bajo la manga, pocas veces lo solicitaba, pero cuando lo hacía podía sentirme tranquila.
—Tú te encargaras de los tres de la derecha y yo de los otros dos, ¿bien? —ordené y el asintió, pero antes de que pudiera notarlo, ya había salido disparado hacia ellos— ¡Maxim! —grité y me apresuré a ayudarle.
—Mi señora, debe ocultarse —me dijo en medio del caos.
—¿Planeabas matarlos tu solo? —le reprendí mientras golpeaba a uno en la cara— Esa no fue la orden que te di— dije cuando ya estaban todos en el suelo— Quédate aquí, me encargaré de los de dentro. No vengas —repetí.
Mientras bajaba las escaleras escuché ruidos, así que sigilosamente me acerqué a la habitación de la que provenía. Miré de reojo y pude ver a los intrusos hablar con uno de los prisioneros. Sus cuerpos lo cubrían, por lo que adivinar quien era sería todo un trabajo.
Nuevamente sorprendiéndome, Maxim apareció a mi lado disparando a los intrusos y también al prisionero. Este chico no dejaba de actuar a su propia cuenta. Para estar segura, yo también les disparé, después de todo, algunos son bastante duros de matar.
—No podía permitir que revelaran la identidad de la señora —declaró y ahí caí en cuenta que venían a por información, no a rescatar a aquel hombre, probablemente lo hubieran asesinado ellos mismos luego de escuchar lo que necesitaban.
—En definitiva, estoy perdiendo mi toque. Bien hecho, Maxim —dije y le di unas palmadas en la espalda, a lo que pude ver como esbozaba una sonrisa, la cual trató de disimular.
Una vez fuera del sótano, vi a mis muchachos y a las chicas de limpieza terminando de dejar todo impecable, justo como si nadie hubiera entrado.
—No me sorprende —alardeó Dylan detrás de mí.
—A mí tampoco, pero es realmente increíble —contesté— Terminen y tómense un descanso —grité, para luego hacerle señas a una de las chicas de servicio.
—Si señora —dijo cuando llegó a mi lado.
—Sarah, prepara cervezas para todos y recuérdales no tomar de más, no sabemos cuándo podría haber otro ataque, esta vez no consiguieron lo que buscaban, pero volverán —asintió y se fue.
—Este ataque sacó tu lado bondadoso —se burló Dylan.
—Como podría no premiarlos cuando se esforzaron tanto —contesté.
—Pero ¿no sientes que fue demasiado fácil? —cuestionó Dylan.
—¿Crees que sucedió algo y no nos dimos cuenta? —suspiré. Si eso sucedía sería un gran problema.
—No puedo afirmar nada —señaló— Pero puedo revisar —procedió y empezó a tocar como loco su tablet, dejándome un poco nerviosa y preocupada.
Ya tenía bastante en lo que pensar y añadirle más cosas a mi mente, en este momento era… Terrible.
…
Liam: ¿Cómo fue su día? —preguntó Liam, el cual no pudo evitar llamar, aun cuando le dije que no lo hiciera.
Charlie: No voy a mentirte. Nos atacaron —solté de golpe. No tenía caso ocultárselo, ya que se enteraría de todos modos.
Liam: Sabía que si me iba, algo así podría suceder. Debemos tener más cuidado de ahora en adelante. Mientras sigan pensando que yo soy usted, cada vez que salga de la mansión, todos correrán un gran peligro.
Charlie: No pasó nada grave, no te preocupes —dije evitando especificar la pelea del sótano.
Liam: Apuesto a que usted sola los derrotó —agregó emocionado. Aunque Liam fuera bastante sobreprotector, con el pasar de los años, verme luchar se había vuelto su fetiche.
Charlie: Tienes toda la razón. Y no es por ser arrogante —contesté sarcástica.
Liam: ¿De casualidad resultó herida? Porque si es así no dudaré en volver enseguida —insistió y sabía que no lo decía en broma.
Charlie: Nada del otro mundo. Estaré bien —contesté restándole importancia, aunque sabía que Liam haría un gran revuelo de eso.
Liam: Tomaré el primer vuelo hacía allá. No tardo. Es más, piloteare yo mismo el helicóptero —dijo y antes de que pudiera regañarlo, colgó la llamada.
Lo que más me preocupaba, era que Liam hablaba en serio.
Deja un comentario