Logan
Dicen que las emociones y los sentimientos son lenguajes que se pueden expresar en miles de idiomas, no solo con palabras, también con detalles, creando recuerdos, memorables, dejando tu timidez atrás y atreviéndote a ver qué puede pasar.
— ¿Qué hacen?—Alexis y yo dimos un brinco en nuestros asientos, al igual que Abigaíl, que estaba debajo de mi escritorio jugando con Clover. Ellos dos son muy buenos amigos míos, al igual que Noa y Alex, pero ellos viven algo lejos de casa, en cambio, los primeros dos solo a un par de casas.
— ¡Dime que haces!—mi hermana Zoé me grito zarandeándome, la ignore siguiendo con mi búsqueda desde el computador. Al instante los gritos de mi madre se hicieron presentes, pero decidí no tomarle importancia.
Alexis encogió los hombros y yo acomodé mis lentes mientras que ambos asentíamos observándonos al encontrar el video adecuado.
Luego de muchos intentos, una página de Internet me mostró lo que buscaba, abro un vídeo mientras me coloco los audífonos.
— ¡Quieres ser un chico perfecto, al cual todas las chicas amaran!—exclamó un hombre moviendo los brazos, dudamos en asiento, pero Abigaíl se asomó sentándose en el suelo en medio de ambos, pero Alexis se colocó de pie y le dio su asiento, los observo de reojo cuando ambos entrelazan sus manos y me sonrojo al verlos, pero sobre pienso en lo que aquel hombre del video dijo, eso incluye a mi bella Sophia, termino asintiendo—Muy bien, apunta este consejo campeón—vuelvo a asentir mientras abro mi libreta de apuntes de Bob Esponja y Abi y Alexis hacen lo mismo sacando dos libretas de su mochila.
Luego de unos minutos ambos se retiraron, el abuelo de Abigaíl vino a llevarlos a cenar, aunque en ningún momento se separaron, solo sonreían, lo cual me hizo sentir extraño, para mí es vergonzoso tratar de entender lo que Sophia me hace sentir, pero para Abigaíl y Alexis… entre ellos se ve más sencillo.
Eso pensé cuando los vi alejarse entre risas mientras señalaban con sus dedos las estrellas en el cielo.
Regrese mi atención a lo que había apuntado hace unos minutos y aunque muchos de esos requisitos no los comprendía aun así, estaba decidido a esforzarme, alguien nuevo nacería mañana.
Ese recuerdo de aquella tarde de hace catorce años en el dos mil ocho, cuando mi viejo amigo Alexis y la pequeña Abigaíl trataban de apoyarme, me hace sonreír, pero regreso a la realidad muy rápido.
Me dejo caer sobre el césped otra vez, al recordar lo vergonzoso que fue hacer esos cambios y todas las veces que falle, incluso llegue olvidar cuál de todas esas personalidades es la que me define en verdad.
Desde ser un badboy mujeriego hasta ser el chico nerd y primer puesto de la clase, que lo único que logro fue hacer que ella pasara a ser el segundo puesto, sin darme cuenta comencé a estudiar demasiado, vivía entrenando, aprendiendo cada instrumento que veía, mientras que los pagaba trabajando de medio tiempo.
Así había sido hasta hace un año y medio que ingrese al instituto, ella también ingresaría, es el que está más cerca a nuestras casas y es el único del distrito que brinda facilidades en becas universitarias , lo cual no es malo, ya que la enseñanza es buena y los profesores muy capacitados.
Pero yo no contaba que lo mismo que ocurrió en secundaria, ocurriría en el instituto, de tantos cambios que había tenía, me había convertido ese gran chico perfecto para muchas chicas, pero no para Sophia, ella solo me evitaba.
Aun así en este último mes que sus hermanos y su padre decidieron regresar a su antigua casa, muy cerca de la mía, la tome como una señal de no rendirme, más bien intentarlo otra vez. Lo que comenzó como una obligación con un objetivo fijo, termino como un gusto por aprender cosas nuevas, comencé a sentirme bien al hacer ese tipo de actividades.
Descubrí cosas de mí que no sabía, aunque inicio por Sophia, hubo muchas cosas que fueron por mi propio bienestar. Pero nada ha cambiado, al menos hasta hace una semana eso cambió, ocurrió algo que no me esperaba, incluso caminamos juntos hasta la entrada del instituto, mi loco corazón no dejaba de latir y mi respiración entrecortada me quitaban el poco valor que suelo tener.
Niego muy rápido ante ese primer recuerdo de infancia y lo tonto que fue si quiera haber buscado aquello por Internet.
— ¿A dónde vas?—Alex me detiene, me quedo en silencio sin saber qué decir.
— ¿Estuvieron muy cerca no?—asiento dudando—Excelente, incluso conversaron, eso es buena señal—me anima mi mejor amigo.
— ¿Todo eso cuando ocurrió?—pregunta Noa palmeando mi hombro.
—Hace una semana mi querido amigo, se atrevió—responde Alex molestándome, Noa suspira agobiado.
—Bueno, eso es un buen paso, más bien debemos estudiar, mañana habrá una prueba de literatura—Iinforma Noa, Alex y yo lo observamos confundidos.
—No dijeron que habría—asiento ante las palabras de Alex.
—No deben decirlo, llevamos una semana con el mismo tema, está claro que el profesor Francisco la dará, más bien estuve revisando nuestras notas finales de los tres y si continuamos así lo que resta del año podremos postular para la beca, ¿Eso no es genial?—Alex y yo asentimos observando a Noa.
—¿Eso lo hiciste el día que faltaste a clases?—pregunto observando el celular de Noa, donde lleva el registro de nuestras notas. Él asiente— Creí que estarías en el hospital con tu madre.
—Si estuve ahí desde temprano, ella tenía su terapia física, pero mientras descansaba tenía que hacer algo productivo, más bien ya me puse al día con tus apuntes Logan—Noa me da palmaditas en el hombro.
—Somos amigos, estamos para ayudarnos, aparte estamos más retrasados que nuestros compañeros, por eso debemos…
—¡Esforzarnos el doble!—exclamamos los tres en unísono, reímos recostándonos en el césped.
—¿Creen que logremos ingresar a la facultad de medicina?—cuestiona Alex y los dos lo observamos serios.
—Yo creo que si, lo estamos haciendo bien—mis amigos asienten y cerramos los ojos en silencio.
Dejamos a mi hermana y a Clover en casa con mi madre, el padre de Noa nos recogió en su auto y los tres ingresamos a su habitación.
—El cuarto de ustedes dos es muy ordenado, me da miedo—río ante las palabras de Alex—Mi madre siempre me pelea para que la mantenga ordenada.—Noa y yo reímos al igual que Alex.
—¿Tienen sus apuntes de este mes?—pregunta Noa sacando sus libros subrayados y unos pequeños cuadernos que aparentemente tiene cosas importantes de cada tema, lo sé por qué tengo algo similar.
—¿Los tuyos Alex?—Giro la mirada cuando Noa le pregunta, nuestro amigo suspira y saca su cuaderno y su libro, aparentemente tiene todo ahí, pero eso es un completo desastre—Como lo entiendes—Noa intente arreglarlo, pero Alex lo detiene.
—Déjenlo así, solo indíquenme como estudian ustedes, aunque deberíamos colocar algo de música—ambos negamos con la cabeza—Me aburriré—dramatiza, Noa y yo cruzamos los brazos—De acuerdo, lo entendí.
No recuerdo cuantas horas transcurrieron, pero ya casi anochecía.
—Estoy agotado, necesito descanso—asiento recostándome en la cama de Noa al igual que mis amigos.—Aunque me copiaré de su técnica, no puedo creer que entendí casi todo—río, porque él tiene razón, estuvo muy concentrado y prestando atención.
—Yo soy bueno en la literatura, Noa en matemáticas y tú en los deportes, nos ayudamos así que todo bien, seguro esto te ayudara—Retiro de mi estuche de lapiceras un pequeño cuaderno con apuntes que hago de cada clase.
—Pero es tuyo, siempre lo tienes—niego con la cabeza regresándoselo a Alex.
—Ya lo sé de memoria, léelo mañana de camino al instituto, seguro te ayudará—Alex asiente y lo guarda en su bolsillo.
—Creo que es hora de regresar a nuestras casas, mi padrastro se enfadara—recojo mi mochila y Alex me sigue, Noa nos lleva hasta la puerta de su casa y nos despedimos.
Él es hijo único y debido a la enfermedad de su madre, suele estar casi todo el tiempo solo. También soy hijo único por mis padres biológicos, pero al tener a Zoé de alguna manera no es tan malo.
—Noa…—Mi amigo me observa deteniéndose en la escalera de su casa.—Si estás aburrido, llámame o ven a cenar a la casa—le indico, parpadea varias veces.—Solo hazlo, no estés demasiado tiempo en tu habitación—cierro la puerta antes de que pueda responder.
—¿También puedo ir a cenar a tu casa?—me pregunta Alex, asiento y él ríe caminando a mi lado.—Espero que lo digas en serio, extraño la comida de tu madre, la mía solo me deja dinero—bajo la mirada aunque él ríe.
—Papá cocinaba mejor—respondo y Alex me observa en silencio—Algún día iremos a verlo a su casa y comeremos con él—Alex asiente y me da palmaditas en el hombro.
—Lo extrañas mucho ¿no?—Pregunta y asiento suspirando cansado.—Supongo que debe ser difícil conocerlo y luego no poder verlo.
—Seguro también extrañas al tuyo, ¿No sientes curiosidad por saber quien es y donde esta?—Le cuestiono, su madre lo ha criado sola y siempre evita ese tema cuando Alex se lo pregunta.
—¿Para que?—Alex encoje sus hombros y cierra lo ojos—Si no le importo dejar a mi madre sola por que debo interesarme por el, aparte no lo necesito, los dos estamos bien.—lo observo en silencio y lo abrazo en silencio—Estas muy sentimental—Alex se burla pero yo sigo abrazándolo.
—¡Logan, Alex!—Ambos giramos al escuchar la voz de Noa, él corre y se detiene frente a nosotros—¿Puedo ir a cenar ahora?—pregunta acomodando sus lentes, asiento al igual que Alex.
—Nos extrañas ¿Cierto?—Alex desordena el cabello rizado de Noa y este lo aparta, pero Alex no se detiene, rió al verlos forcejear—Acéptalo, viniste corriendo hacia nosotros.
—Tanto afecto viniendo de ti no me agrada—Noa bromea y Alex se aleja empujándolo, los observo entre risas, ambos se giran y me quedo quieto por que imagino que trataran de hacerme algo.
—M-mejor vamos a cenar, le avisaré a mi madre que están de camino, ¿Vendrás Alex?—pregunto, el castaño asiente pero intercambia mirada con Noa y ambos me siguen, trato de correr mientras evito no tropezarme, pero ambos me atrapan de ambos brazos y comenzamos a forcejear entre bromas mientras avanzamos hasta mi casa.
Luego de caminar por casi quince minutos, los tres ingresamos a mi casa y mi madre me observa en silencio.
—Siéntense chicos, me llevaré a Andrew un momento sí, ven acá—mi madre me sostiene del brazo y asiento observando a mis amigos—Debiste decirme antes que ellos vendrían—susurra en un rincón de la casa, ella no suele enojarse por estos acontecimientos.
Ella observa la casa con cierto recelo y eso me hace pensar que mi padrastro está por llegar.
—¿Él vendrá a esta hora?—pregunto refiriéndome a mi padrastro, mi madre niega con la cabeza.
—No lo hará, hoy no llegará a dormir, tiene guardia esta noche—responde mi madre, asiento no muy convencido—Zoé fue a casa de unas amigas hace tres horas, pero aún no está regreso.
—¿Qué?—pregunto llamando la atención de mis amigos. Mi madre suspira preocupada—Iré a buscarla—respondo cerrando la cremallera de mi suéter.
—No, ya vendrá, es muy tarde para que salgas, aparte no te agrada cuando oscurece—bajo la mirada por qué ella tiene razón, pero aun así no puedo dejar a mi hermana en la calle a estas horas.
—Mamá debemos ir por Zoé y…—la puerta se abre ante nuestra discusión, mi hermana hace acto de presencia mientras se retira sus zapatillas, la observo cruzando los brazos, se sienta en la mesa y le da un bocado a la cena de Alex.
—Me quedaré con esto—indica sonriendo frente a mi amigo, me quejo ante su gesto.—¿Qué haces ahí de pie? ¿No tienes hambre?—pregunta como si nada.
—Esta mocosa—susurro, mi madre asiente regresando a la cocina.—¿Qué hacías tan tarde en la calle?—pregunto, mi hermana enarca una ceja y encoge los hombros.
—Logan, yo hablaré con ella, tu cena y duerme pronto—mi madre me coloca mi cena y acaricia mi cabello, su gesto me sorprende y solo asiento.
—Chicos, ¿Se quedarán a dormir?—pregunta mi hermana sin dejar de observar a Alex, mi amigo me pide ayuda con la mirada.
—Eso depende de ellos, ve por tu pijama y a tu habitación—mi madre le regaña y ella cruza los brazos—Zoé, hazme caso, están en su casa, coman bien, llevaré a esta niña a la cama—asiento y Alex se recuesta su rostro en la mesa.
—Al parecer aún le gustas a Zoé—Noa molesta a Alex y este lo observa molesto, cruzo los brazos observando con aires asesinos al rizado—Era broma, aparte que edad tiene ¿Doce?—pregunta, asiento terminando mi cena.
—Eso fue incómodo—Yo asiento—Aunque no puedo culparla, soy irresistible—le doy un golpecito en el hombro a Alex y él se queja.
—Mejor sigue comiendo, podrías ser su padre —le regaño y asiente en broma—¿Entonces se quedan a dormir hoy?—pregunto, mis amigos se observan y Noa asiente—¿Tú también te quedas?—Alex niega con la cabeza.
—Mi madre debe estar por llegar a casa, mejor me voy retirando, ¡Señora Martha me retiro, me encanto su comida!—Alex grita y mi madre se asoma por la habitación de mi hermana y le sonríe.
—¡Ve con cuidado!—exclama, acompañamos a Alex hasta el paradero más cercano.
Noa y yo regresamos hasta mi habitación y bajamos al cuarto secreto en el sótano mientras colocamos dos bolsas de dormir.
—Hace mucho no estaba aquí—asiento recordando la última vez que jugamos en este lugar a los trece años.—Oh, no pensé que aún tenías una fotografía de Alexis—indica saliendo de su bolsa de dormir sosteniendo entre sus manos un cuadro de fotos que hace tiempo pinte.
Una pequeña sonrisa de nostalgia se surca en mi rostro y mi gesto hace eco en el suyo.
—Es la única que nos tomamos los cinco, como podría olvidarla Noa—El mencionado me observa con cierta tristeza—Hey yo sé que está vivo si, Abi también lo cree, es muy astuto para dejar que el mar lo lleve, seguro ha tenido una buena vida y quizás pronto regrese a vernos, cuando eso pase todo será como antes y la ardillita dejara de extrañarlo tanto.—trato de animar a Noa y él asiente abrazándome.
Antes éramos cinco, cuando Alexis y su familia desaparecieron aquel día de forma extraña, Abigaíl o la ardillita, como aún le digo, se encerró en su mundo y se alejó de nosotros, los tres decidimos continuar con nuestras vidas sin perder la esperanza de algún día volver a ver a Alexis.
Escucho que Noa solloza levemente y le palmeo el hombro y él me empuja, suele ser frío con el resto de nuestros compañeros, pero los tres hemos llorado muchas veces juntos. Forcejeamos un rato pero después acepta mi abrazo.
Cuando era más pequeño por la influencia de mi padrastro creía que demostrar mis emociones estaba mal, me quitaba masculinidad. Pero con ellos siempre fui sincero y nos escuchábamos en este lugar, así que demostrarnos afecto como amigos, no siento que sea algo malo, es como un lazo familiar. Observo con una sonrisa otra vez aquella fotografía, cuatro niños de cinco años ríen sentados en unas pequeñas rocas juntas y una pequeña de cabello pelinegro desordena el cabello de Alexis y él ríe al igual que nosotros con ese gesto.
—Logan—Observo a Noa y él inhala profundamente, ambos son separamos —¿Tú crees que Alex este enamorado de Mara?—pregunta de la nada, lo observo en silencio, parece tener una lucha interna consigo mismo mientras me observa, es una buena forma de cambiar el giro de la conversación.
—Quizás—respondo observando el techo de la habitación, Noa suspira sonoramente y me sigue con la mirada—¿Estás enamorado de ella?—pregunto sin observarlo, duda en responder, pero segundos después asiente—¿Cómo lo sabes?—Pregunto observándolo.
—No lo sé, solo se siente, supongo, ya sabes… así como tú por Sophia—me sonrojo riendo de lado—Aunque no quiero lastimar a Alex o quizás me da miedo salir lastimado yo—confiesa y eso me toma por sorpresa, él suele ser muy seguro y no titubea ante sus respuestas, no tiene términos medios, pero cuando es sobre Mara, todo le genera incertidumbre.
—Creo que no podemos evitar ello—me observa con atención—Pero no es tan malo, creo que ambos hemos tenido ese enamoramiento por muchos años—Noa ríe ante mi comentario y asiente—Solo se sinceró con Alex y con Mara también, nadie puede estar seguro de lo que la otra persona siente, quizás debemos intentar dar un paso antes—indico acurrucándome en la bolsa de dormir.
—Tú también deberías, Eleazar está interesado en Sophia—Noa bosteza y yo sonrió de lado—Creo que somos muy cobardes, los tres—ambos reímos, observo que Noa marca algo en su celular, luego me indica que me acerque.—¿Alex duermes?—pregunta y yo rió al escuchar quejarse al castaño desde la otra línea—Solo responde algo y seguirás durmiendo ¿Eres un cobarde también?—pregunta, me quedo en silencio y al parecer Alex entiende lo que él dice.
—Si al igual que ustedes, ¡ahora dormiré o mañana parece un Zombi sexy! —grita desde la otra línea, ambos reímos por sus tontas palabras, estamos por finalizar la llamada, pero lo siguiente que dice nos hace observar el techo de mi habitación con el fondo estrellado de una noche oscura y brillante —Alexis también era cobarde, pero él estaba en un rango menor—bromea y ambos sonreímos en silencio—También lo recordé hoy, está bien hacerlo, podemos esperar mucho más tiempo, lo volveremos a ver algún día.—finaliza la llamada y ambos asentimos.
—A dormir o mañana seremos muertos vivientes literalmente hablando, claro—río estirando mis brazos, observo la fotografía de antes y cierro los ojos sonriendo y dejo que el cansancio ceda.
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