Capítulo 20: Hoy, mañana y el resto de nuestras vidas

Sophia

Muchas personas suelen decir que al ser jóvenes nos dejamos llevar por nuestras emociones. Posiblemente, no estén muy equivocados, pero también es claro que ellos no pueden saber lo difícil que es enfrentarse a las críticas de las personas, a las sonrisas fingidas y a los abrazos en las madrugadas, todo eso nos hace más fuertes y ayuda a no rendirnos.

— ¡Ay, dile que se calle! —Río ligeramente ante las quejas de Mara, sin dejar de observar a mi novio desde la ventana de mi habitación.

Es la primera vez que logro observar que las ventanas de nuestras habitaciones están en paralela, Logan sigue tocando la guitarra y logro escucharlo cantar.

—A mí me encanta—Susurro sonriendo, Logan no es consiente que tiene mi atención, me apoyo en la ventana y todas aquellas veces que me despertaba con esta misma escena me hace sonrojar.

—El amor—Susurra Alicia, me abraza y ambas sonreímos—Tiene bonita voz—Indica, asiento orgullosa, por supuesto, él se esfuerza.

—Oh, tenemos su atención—Alzo la mirada y me escondo muy rápido.

—Por qué te escondes tonta, ya no necesitas hacer eso—Me regaña Mara, tiene razón, lo observe y él sonríe, nuestras miradas se conectan y el cosquilleo en mi estómago se hace presente. Lo extraño.

—Ellos me empalagan, vamos por algo a la cocina roja, ya volvemos—Asiento sin dejar de observar al castaño de sonrisa tierna, él ríe jugando con sus manos.

Juego con mis manos y hago un gesto de corazón, él observa a su alrededor y repite mi gesto, ambos bajamos la mirada, nos observamos segundos después y le indico con gesto que lo extraño.

Minutos después ambas regresan, Alicia continúa escribiendo en mi laptop y Mara se recuesta en mí cada frustrada, me despido de Logan, me acerco a Mara que sigue observando su móvil.

—Ni aunque lo observes cada segundo, ese mensaje o llamada llegara—Le indico, Alicia nos observa y se recuesta a nuestro lado. Ambas llegaron muy temprano a mi casa, la idea de la noche anterior, al regresar a mi casa, de alistarnos juntas para ir al baile del instituto me encanto.

— ¿Y si algo le ocurrió? —Pregunta la rubia, niego con la cabeza.

—Se fue ayer en la tarde y no he recibido ni un mensaje suyo, tampoco llamadas—Susurra, ambas la observamos enternecidas, lo quiere demasiado.

—No le ocurrió nada, Noa es muy precavido, aparte Alex está con él —Indica Alicia, asiento.

—Por eso me preocupo más, Alex es muy despistado y Noa también, dijo que me avisaría cuando estén de regreso, ¿Crees que su madre esté bien? —Pregunta preocupada.

— ¿Si lo llamas tú? —Le pregunto, ella duda en hacerlo, ambas le insistimos y así lo hace. Ambas escuchamos la conversación entre ambos, al parecer el celular de Noa se había descargado y entre el regreso por la carretera lograron cargarlo.

— ¿Entonces todo está bien? —Pregunta Mara—Que alivio, ¿Extrañarte?, claro que no, pero… si quieres puedes venir, no es necesario—Susurra, ambas la observamos molestas, sabemos lo mucho que a esos dos les cuesta decir lo que sienten.

—Oh, al parecer llego rápido—Sonrió al observar a dos chicos muy familiares, Mara corre a la ventana y segundos después la veo salir por las escaleras, la seguimos aún con mi piyama puesto.

Nos detenemos cerca de la entrada, Noa y Alex se ven algo agotados, Mara lo abraza en silencio, pero segundos después se aleja.

Él nos saluda a ambas, luego de charlar por unos segundos y de hacernos reír por las ocurrencias de Alex, nos despedimos de ambos y comenzamos nuestro día, mi padre y hermanos llegarían antes de la ceremonia, así que aún tenemos tiempo, solo espero que no suceda nada inesperado.



Logan…

Mi sorpresa es evidente, al observar a cuatro personas delante de mí, asiento aturdido mientras que ellos ingresan en silencio.

—Siéntense por favor—Indico, ambos asienten mientras que los pequeños gatean por mi sala. —No tengo mucho que ofrecerles, puedo prepararles algo, denme unos minutos—Indico abriendo mi refrigeradora, mi padre niega con la cabeza colocándose de pie.

—No es necesario, solamente estamos de paso—Indica mi progenitor.

—De acuerdo, pero insisto, nada más será unos minutos, señora Laura—Indico nerviosa, ella me observa —Quiere que… Sophia debe estar en casa—Susurro al observar a la madre de mi novia.

—No es necesario, ella debe estar por llegar—Indica, asiento confundido, mi madre salió muy temprano con mi hermana Zoe, desde que Mario, mi padrastro se fuera de la casa, la relación con mi madre mejoro, le escribo un mensaje para indicarle sobre esta situación incómoda, es su cada de todos modos, pero su respuesta me hace sonreír.

«También es tu casa, hijo, nosotras estamos bien, date la oportunidad de tratar a tu padre y a su esposa, prepárales algo rico de comer, no te limites por nada mi niño, harás lo correcto»

Sonrió ante sus palabras, Sophia ingresa nerviosa a mi casa, se mantiene en silencio mientras saluda, ambos nos sentamos en la mesa con nuestros padres observándonos y la incomodidad reina el lugar.

—Estás muy grande hija… Muy hermosa—Susurra la señora Laura, Sophia asiente agradeciendo. —Tú nombres es Logan, ¿cierto? —Pregunta, asiento tratando de sonreír.

—Es cierto… La última vez no nos indicaron sus nombres—Sophia se coloca de pie jugando con nuestros hermanos, es tan extraño decirlo, pero esos dos pequeños niños, de aproximadamente dos años, son muy tiernos.

—Arturo y Joaquín—Indica mi padre, observo como los pequeños se sientan alrededor de mi novia y ella les pasa una pequeña pelota, segundos después el verla correr tras ellos y que ambos la abracen, me hace sonreír.

Me coloco de pie a su lado, uno de los gemelos extiende sus brazos para que lo alce, dudo en hacerlo, no le temo a los niños, pero no he cargado alguno, ni siquiera a Zoe.

—Sostenlo con cuidado—Me pierdo en su mirada, ella sonríe acomodando a Joaquín en mis brazos—Exacto, ya no te tiene miedo, eres una ternura, no muerdas—Sonrió enternecido y mi imaginación vuela y no puedo evitar que ocurriría si lográramos formar una familia.

No puedo dejar de observarla, ella se colocó un delantal que su madre le brinda y ambas ríen en la cocina, siento un ligero peso en mi pierna derecho, bajo la mirada aun con Joaquín en brazos, el pequeño Arturo extiende sus brazos para que lo cargue, decido sentarme con ambos sobre mí.

—Serás un gran padre—Me atoro con mi propia saliva, mi padre desordena mi cabello y entre bromas alejo su mano. Ambos pequeños corren a sus brazos y sonrió al ver como los cuida.

— ¿T-Tú crees? —Pregunto nervioso, él asiente.

—El almuerzo tardará, Diego ayúdame aquí—Indica la señora Laura, mi padre asiente y se coloca el delantal que Sophia le entrega, ella se quita el suyo y ambos lo observamos, por alguna razón los recuerdos de mis padres me traicionan, pero logro ser consiente que eso no puede ser.

Sophia baja la mirada, al parecer ambos recordamos algo parecido. Pero al verlos felices solo sonreímos, entrelazamos nuestras manos en silencio.

—Deberían salir un poco—Indica mi padre, ambos asentimos—Espero que tu madre no se enoje cuando vea todo hecho un caos, solía enojarse antes—Río ligeramente ante ese recuerdo—Dejaré todo limpio, no te preocupes hijo.

— ¿Podemos llevar a los bebes? —Pregunta Sophia, ambos se observan confundidos, pero segundos después asienten. Luego de llevar una pequeña mochila con ropa extra y algunos pañales para los dos pequeños. Sophia coloco un poco de fruta y algunos juguetes. Coloque mi casaca sobre el césped y los pequeños se sentaron a comer, ambos los observamos en silencio, ambos intentan seguir el ritmo del otro. Sophia los observaba en silencio, sus ojos tenían un brillo muy bonito.

— ¿Te gustan los niños? —Desvió la mirada al escuchar esa pregunta, asiento, Sophia sonríe, entrelaza nuestras manos y sentir la calidez de ese gesto me hace sentir seguro, ambos tenemos a uno de los pequeños de la mano.

—Bonita—Ella me observa sonriendo—No, mejor olvídalo—Indico, avergonzado, ella se detiene negando con la cabeza.

—Dime lo que ocurre, no te guardes nada, Podemos contarnos de todo, ¿verdad? —Asiento, inhalo profundamente ante las tonterías que diré.

—En un futuro no tan lejano—Indico, ella sigue observándome— Quiero decir, si logramos tener una estabilidad económica y…— La escucho reír y eso me hace sentir un poco de molestia.

—Si quiero—Indica, deposita un suave beso en mi mejilla— Pero no lo digas aún, recuerda decírmelo más adelante, pero yo quiero dos hijos—Indica, sostiene a Joaquín y coloco en mis brazos, acomoda el cabello del pequeño y él sonríe sosteniéndose de mi casaca, sostiene de ambas manos a Arturo que no deja de reír—Un niño con tus ojos y una niña con tu sonrisa—Indica, mi cara me arde, pero el sonrojo en sus mejillas me hace sentir que también se siente avergonzada, solo atino a asentir muchas veces.

El resto del camino no dejamos de reír y de seguir a los pequeños que gatean de un lado a otro.

—Aplausos para la mejor alumna de esta generación de estudiantes, Señorita Ventura, adelante, por favor—Aplaudo muy fuerte, los gritos y pitidos se hacen presentes.

—Buenas noches a todos los presentes, mi nombre es Sophia y me siento muy agradecida por estar aquí frente a ustedes—Exclama mi bonita, volvemos a aplaudir—No daré un discurso alentador ni lleno de gerundios ni de esas cosas, solo quiero decirles que el camino recién inicia, los amigos que encontramos en este lugar, las risas, las caídas y nuestros esfuerzos seguirán con nosotros, el haber finalizado esta etapa ya nos hace ganadores y sin más que decir, disfruten de la fiesta—Sonrió enternecido, ella extiende su brazo, mis amigos me observan y sin dudarlo camino muy rápido y baja del estrado ante la sonrisa del resto.

—Bueno que decirles—Sophia me abraza y correspondo a su gesto—Profesora Camila, encienda esas luces y que comience la fiesta—Todos exclamamos entre risas, las luces se encienden con muchos colores, la decoración del salón principal, llena de Margaritas y de globos en cada asiento, todos a nuestro alrededor bailan, pero yo sigo maravillado observando a la mujer más hermosa del mundo.

No es el vestido celeste que usa, ni el maquillaje ligero que lleva en el rostro, todo eso solo complementa su belleza, sin importar lo que use, ella es perfecta.

—Andrew—Susurra, bajo la mirada, sostiene mis manos y sonrió nervioso—Te ves muy guapo—Susurra, agradezco con sarcasmo, ella sonríe y todo se ilumina— Aún creo que estoy soñando—susurra, coloca sus brazos alrededor de mi cuello, nervioso la rodeo por la cintura, ella acaricia mi rostro y no puedo dejar de sonreír.

En ese instante la música electrónica cambia por una más lenta, reconozco esa canción, if you love her alejo ligeramente de ella, me observa confundida.

—Ahora vengo—Susurro, me sigue con la mirada, subo muy rápido al estrado y sostengo el micrófono, sintiéndome observado por todos los presentes, disminuyen el volumen de la música y agradezco que recién esté iniciando. Me tropiezo al dar un paso.

—Disculpen—Indico, todos ríen ligeramente—Para no perder la costumbre—Susurro, las risas se hacen presentes otra vez, Sophia me observa confundida—Hoy es un día especial para nosotros, finalizamos otra meta, pero, es más importante para alguien más—Todos me observan en silencio, el señor Juan Pablo sonríe y de alguna manera me siento más nervioso— La chica más perfecta de este universo cumpleaños hoy, no es el mejor regalo del mundo, pero siempre que sea lo mejor de mí te lo entregaría sin dudarlo—Bajo del estrado y aunque me siento observado es lo que mejor importa.

—Feliz cumpleaños mi bonita, tu novio es demasiado torpe, pero se siente el más afortunado del mundo, sé que ha sido muy agobiante estos últimos días, pero como siempre brillas con luz propia—Indica, ella me abraza tan fuerte que puedo sentir lo nerviosa que esta—Esta canción es para ti, Beautiful, will you give me your heart? —Pregunto, ella asiente aferrándose a mis brazos, dejo el micrófono y le hago una seña a la profesora Camila, ella sonríe y aquella canción resuena en todo el salón, comienzo a susurrar la canción, ella sonríe aún aferrada a mis brazos.

Muchos globos y una frase de feliz cumpleaños se muestra en el aire, una pantalla con la letra de aquella canción en español aparece en el mural grande del pasillo, todos continúan bailando, ella sonríe al leer las letras, continuamos bailando porque cada letra de esa canción la describe a la perfección, pero algo que jamás podré olvidar, es la sensación de toda esa velada, sus caricias, mis lágrimas tontas, la risa de nuestros amigos avergonzándome y Sophia defendiéndome y ocultándome en broma.

La despedida al finalizar esa velada, las fotografías y toda esa sensación que me hace sentir que todo esto es real.

Quiero cuidar lo nuestro, no volver a verla llorar, seguir observándola, pero esta vez caminar a su lado, que ambos guiemos el camino del otro, hoy, mañana y el resto de nuestra vida.

Un año después…

—Te ves maravillosa—Indico, mi novia sonríe—Quiero decir, siempre te ves hermosa con lo que te coloques, pero…— Sophia sostiene mis manos y antes de poder procesarlo, siento sus labios sobre los míos, un beso suave pero sorpresivo.

No es que no haya ese tipo de afecto entre ambos, pero por el poco tiempo que solemos tener no es muy seguido, menos cuando estamos en público.

—Vámonos—Sophia camina delante de mí— Apúrate—Ríe, el cosquilleo en mi estómago se hace presente y solo asiento corriendo hacia ella.

Logramos llegar a la parada de autobús, la misma que nos unió hace unos meses, Sophia luce desorientada y eso me hace sonreír, desde hace unos meses he venido preparando una sorpresa, esta vez logre hacerlo solo. Fue difícil ocultárselo, pero espero que le guste realmente.

El mar se observa desde este punto del pueblo, Sophia recuesta su cabeza sobre mi hombro y ambos observamos el paisaje desde la ventana. A ella suele gustarle los lugares abiertos, tranquilos y que le den paz, a mí solía abrumarme, pero ahora que estamos juntos, cualquier lugar es perfecto.

No deja de preguntarme e intenta que le revele el final de nuestro destino, pero me rehusó, luego de jugar un poco termina cediendo al cansancio. La abrazo y ella recuesta su cabeza sobre mi pecho y descansa tranquila.

Bajamos del bus minutos después, el lugar es pacífico y la sorpresa no está muy lejos.

—¿Dónde estamos…?—Sonrió colocando atrás de ella y cubro sus ojos con mis manos— ¿A dónde iremos? —Pregunta en un susurro, baja la mirada intentando observar.

—Cierra los ojos, tramposa, vamos confía en mí—Susurro, Sophia asiente y deja que la guíe, ella es muy sensible a los aromas, estoy segura de que su mente está imaginando todo tipo de escenarios.

—Listo—Susurro. Nos detenemos al inicio de un puente madera. Sophia observa nuestro alrededor con un brillo en sus ojos. Camina en silencio, muerdo mi labio inferior ansioso, espero que le guste.

Se detiene frente a mí, extiendo mi mano para que ambos crucemos juntos, pero ella niega con la cabeza, la observo confundido, pero lo siguiente que hace me hace sonreír. Me abraza con fuerza.

— ¿Te gusta? —Pregunto nervioso, asiente muchas veces—Qué bueno, hay algo aún más increíble, espero que tenga un buen sabor—Respondo nervioso, no me atreví a probarlo, lo cual quizás fue una mala elección. Me observa confundida, ambos cruzamos el puente de madera y llegamos al centro del lugar.

Respiro aliviado al ver el aire no desordeno nada, una manta a cuadros naranja está sobre el piso, recipientes de comida que prepare temprano y algo de refresco se visualiza en él.

— ¿Estás segura de que todo esto es para mí? —Pregunta susurrando, sonrió nervioso.

—Ven aquí, he estado perfeccionado mis platos, espero que te gusten, todo esto es para ti, para nosotros, debo reconocer que no tuve mucho tiempo, los chicos colaboraron, prueba un poco—Confieso apenado, ella no deja de sonreír. Me retiro mi suéter y lo coloco sobre el césped, ella ríe ante mi torpeza sentándose sobre él. Retiro un cubierto y le hago probar un poco de pasta. Decido probar también.

— ¡Cásate conmigo!—Me atoro con la comida ante su exclamación.

— Mi amor tienes… crema en los labios—Susurra, tanteo mi rostro avergonzado, ella retira una servilleta de la manta y acerca su rostro hacia el mío. Sin importar el tiempo que pase, ella sigue poniéndome nervioso con solo mirarme. El corazón se me acelera al sentir su aliento sobre mis labios. Sonríe y dejo un suave beso sobre ellos. Cierro los ojos por inercia y finaliza el momento dejando un beso en mi mejilla.

—Si sigues haciendo eso, moriré de un infarto—Exclamo tratando de mantener mi respiración.

—Gracias, es la primera vez que celebro una fecha como esta —Indico maravillada.

—También es la primera vez que celebro una fecha así, pero es San Valentín siempre que estás conmigo—Susurro, nuestras miradas se cruzan y eso es suficiente para ambos sonriamos mientras seguimos comiendo.

Entre risas, ensuciarnos un poco, el rostro, todo el miedo se dispersa y me siento completo en su compañía. Nos recostamos sobre el césped observando el cielo. Sophia rueda hacia mí acurrucándose a mi lado. Nos abrazamos y su sentir su calidez me genera tranquilidad.

Por el frío ingresamos a la pequeña casa de material noble, Sophia ingresa al baño de la casa que solía ser de mis padres mientras yo decido cambiar en la sala. Inhalo nervioso, es la primera vez que estamos tanto tiempo solos los dos.

Minutos después ella vuelve a la primera planta. Tiene ropa holgada y su cabello está atado en un moño. Se sienta a mi lado en silencio, sonrió porque sin importar lo que lleve puesto se ve hermosa.

—Ya casi es hora de volver—Indico, ella asiente en silencio

—Lo sé, pero como siempre ha sido un día muy especial, siempre que estás conmigo es así—Sonrió ante sus palabras y entrelazo nuestras manos. Nos observamos en silencio y acaricio su rostro, ella cierra los ojos ante mi tacto y el corazón se acelera muy rápido.

Hace un tiempo tenía miedo de expresar lo que siento, incluso creía que decir que estoy enamorado está muy acelerado, pero con ella puedo ser yo, no debo fingir ni menos temer, no corremos o vivimos preocupados por lo lento o rápido que puede ir el amor que sentimos. Pero eso fue cambiando con los meses, con las sensaciones y cuando entendí que sin ella no sería lo mismo. Retrocedo a quien era hace un par de años y no se compara con la felicidad y que siento a su lado.

Por fin logro entenderlo, no es solo un gusto, es más que eso, mucho más.

—Te amo —Mi voz no suena temblorosa ni me arrepiento de mis palabras, me observa y sonrió, por lo que su mirada me transmite, su silencio me hace sentir nervioso.

—Yo te amo más—Describir lo que siento no sería tan sencillo, son miles de sensaciones que se intensifican cuando nos fundimos en un abrazo, antes sostener su mano era un gran paso, el primer beso, una emoción que había soñado muchas veces. Nuestros miedos, risas, lágrimas y todo lo que hemos estado viviendo estos meses, se dispersan cuando está conmigo.

Mi respiración se acelera mientras nos fundimos en un beso. Y otro más. Me siento como un niño cuando ella está conmigo y puedo asegurar que lo sentimos en recíproco. No puedo asegurar que pasara en unos años más, pero si estoy seguro de que quiero tener todo con ella, me siento más fuerte cuando está conmigo.

Por qué me dejaste entrar a tu corazón, porque cada día aprendemos algo nuevo y crecemos juntos.

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