Sophia

Entre más personas ingresen a tu vida, más alta es la preocupación de en algún momento perderlos, te acostumbras a su compañía, sus ocurrencias y su manera de sonreír. Pero si te digo que de un tiempo aquí, la mejor sensación que tengo es verte feliz, ¿Destruiríamos lo que hemos logrado juntos?

Ese es mi más grande temor.

Un mes después…

Nuestras miradas se encuentran, me pierdo en el brillo de esos ojos cafés, sobre todo en la sensación que me transmite al tenerlo tan cerca.

Ahora lo entiendo.

No importa cuantas veces intente poner una barrera entre nosotros, ni las etiquetas que tengamos entre nuestros amigos. Cuando me mira de esa manera me hace sentir tranquila y reconfortada.

Recuerdo que en brazos de mi padre, solo en los suyos, sentía tanta calma, ¿Cómo es posible que haya esperado tanto para animarme a conversar con él?.

Sonrió ligeramente cuando un viejo recuerdo cruza por mi mente.

— ¡Tarta de fresa!—Exclame entusiasmada, olfateando a mí alrededor, comienzo a caminar observando a mis padres desde lejos, pero la silueta de dos niños más grandes me detiene.

—Pulga regresa—Me regañó Saúl. Mi hermano mayor. Fingí confusión y sonreí de forma ladina. —Sabes que no puedes comer demasiados dulces—Baje la mirada haciendo puchero.

—No sé de qué hablas Saúl, yo iré a jugar por allá—Susurre señalando la parcela de flores que estaba muy cerca de la que será nuestra próxima casa. Mi hermano mayor me observó entrecerrando los ojos.

—Quizás si quiere jugar un poco, ¿Buscamos margaritas?—Me preguntó Gabriel. Mi otro hermano. Asentí emocionada—Puedo ver que no vendrás con nosotros, te volviste aburrido, desde que—Mi hermano me observó sonriendo.

— ¿Desde qué?—Saúl cruzó los brazos molesto.

—Te hiciste viejo—Reímos y ambos nos echándonos a correr, Saúl nos siguió en broma, me escondí detrás de un arbusto y observé a mis hermanos echándose chorros de agua de una pequeña manguera que chorreaba cerca de nosotros.

Pero el aroma a tarta de fresa aún sigue estando muy presente.

—Sophia—Desvié la mirada frustrada—En casa hay tarta de fresa—Indicó Saúl, sonreí emocionada y sostuve su mano mientras que mi hermano Gabriel me cargaba en sus brazos en broma.

— ¿Tienes mucha hambre?—Preguntó, asentí sobando mi estómago, ambos me observaron con ternura—Ahora regresamos, ve con nuestros padres, ya volvemos—Asentí y comencé a correr hacia mis padres, pero sus discusiones me alarmaron.

—Ni siquiera sé qué hago aquí, parece que te despidieron otra vez, quizás deba llevarme a mis hijos—Indicó mi madre, contuve la respiración negando con la cabeza, ellos no habían notado mi presencia.

—No puedes llevarte a los niños, están bajo mi custodia ante la ley—Mi padre respondía y mi madre cruzo los brazos.

—No son tus hijos, solo estás encaprichado con ellos—Exclamó mi madre, mis ojos se humedecieron y mis manos temblaron a la par. No podía ser posible.

Las lágrimas me vencieron, pero trataba de llorar en silencio.

—Hace mucho, perdiste el interés por ellos, son mis hijos porque yo así los considero, los niños deben estar por venir, deberías cuidar tus palabras y… Sophia—Mi padre susurro, ambos me observaron en silencio, trate de secar mis lágrimas, pero estas continuaron cayendo sin control.

—¿No eres mi papi?—Pregunte entre sollozos.

—Laura, déjanos solos—Ordenó mi padre, pero mi madre siguió en su sitio, aunque se alejó un poco minutos después— ¿Qué dice tu corazón princesa?—Me pregunta mi padre con dulzura.

—Dice que tú eres mi papi—Susurre sin dejar de observarlo, sus ojos me transmitieron tanta calma, pero la confusión que sentía a mis cortos siete años me hizo sentir perdida, desorientada.

—Entonces así es, todo está bien, princesa olvida lo que acabas de escuchar, el corazón siempre tendrá la razón, yo te prometo que seguiré contigo siempre—Sostuvo mis manos y acuna mis mejillas, secando mis lágrimas, sonreí ligeramente y me estrecho en sus brazos y deje que mis lágrimas me dominen por segundos, recuerdo que papi suele decir que puedes tener dos tipos de sentimientos cuando estás con la persona que amas, mucho llanto o un infinito amor.

—Buena niña, mami tiene que irse, ve a despedirte—Dude en hacerlo, ella me observo en silencio, mi padre me sonrió dulcemente, inhale profundamente y la abrace muy despacio, suelo sentir mucha nostalgia cuando está conmigo y por alguna razón parecía una despedida eterna.

—Mami te voy a extrañar mucho, pero no me quiero ir contigo, quiero quedarme con mi papi—Mi madre me abrazo y su gesto me genero confusión, ella no solía ser así conmigo, más bien distante y fría.

Seco mis lágrimas mientras que ambos me hacían bromas sobre mis mejillas sonrojadas, siempre ocurría cuando lloro, hice un mohín de berrinche. Pero la sensación de que alguien me observaba me tenía inquieta.

—Pareces un suricato princesa—Dijo mi padre, lo observe entrecerrando los ojos—¿Te está incomodando algo?—Preguntó, le indique que guarde silencio para encontrar al acechador, una palabra complicada para mi edad, pero en las noticias de ayer por la noche lo mencionaron, no entendí bien que significaba pero sonaba terrorífico.

Comence a caminar dando pasos largos mientras que mis padres regresaban a su conversación y me indicaban que había dejaron algo en el interior de la casa, la misma que aún no conocía.

Pero la curiosidad pudo más, seguí observando por debajo de las bancas de fuera de mi casa, pero nada. En ese momento, un ruido extraño se hizo presente, corrí muy rápido y me deje caer sobre el césped, sostuve la cosa extraña entre mis manos y le di vuelta tratando de descifrar que es y si tiene algún nombre, pero cuando vi que la ventana de enfrente abierta y el cabello de lo que parecía ser un niño, observe a esa dirección confundida.

Una lámpara del Capitán América.

— ¡Niño es tuyo!—Exclame dando pequeños brinquitos, hice un mohín, pero el silencio me hizo sentir fastidiada.

—Vamos pequeña, será una tarde movida—Me sobresalte al escuchar la voz de mi padre, pero refute por mi curiosidad.

—Pero… Esto no se dé quien…—Observe hacia aquella ventana al sentir confusión.

—Debemos devolver esto, ¿Sabes de quién es?—Preguntó mi madre, ladee la cabeza confundida—Encontraremos al dueño tranquila, mira lo que tus hermanos han traído—Asentí y gire la mirada, sonreí ampliamente al ver una tajada grande de tarta de fresa con nata y entregue la lámpara a mi padre.

—Déjennos un poco, pequeños glotones—exclama mi padre, mis hermanos y yo sacamos la lengua en broma.

— ¡No!—Exclamamos los tres entre risas. Me detuve en la entrada de la casa sin dejar de observar la casa de enfrente, pero al ver a un niño correr con su madre siguiéndolo con una escoba, me espante e ingreso velozmente a mi casa, corrí a la ventana y lo observe subir al autobús escolar.

— ¿Quieres conocer tu cuarto?—Escuche la voz de mi hermano, pero le reste importancia, por alguna razón observe a ese niño confundida, él retiró la cortina del autobús y me observo en silencio, ladee la cabeza confundida, su cara se encendió al instante haciendo que se esconda. Oculto su rostro con un libro, pero no logre diferenciar. El autobús tardo en avanzar y nuestras miradas se cruzaron otra vez, sus ojos cafés tenían un brillo que llamo mi atención sin poder entenderlo, pero todo eso se borró cuando sentí un jalón en mi cabello.

— ¡Papi!—Grite molesta al ver las risas de mis hermanos que están por darle un mordisco a mi tarta de fresa, entre risas y haber corrido por la casa, nos dejamos caer agotados, pero de alguna manera no creo que pueda olvidar fácilmente esa mañana.

Al igual que aquella vez siento inquietud en esos ojos cafés, mi respiración es inestable y el tenerlo tan cerca de mí hace que mis nervios aumentan con cada segundo que transcurre y mis ojos viajan por su rostro y me detengo en sus labios.

Niego mentalmente recuperando la compostura.

—L-Logan—Susurro, él mencionado asiente levemente retrocediendo y descansa su espalda en el respaldo del asiento, bajo la mirada y me sonrojo al ver que sigo aferrada a él y aún compartimos audífonos.

¿En qué momento todo se hizo tan incómodo?

—Lo lamento—Susurra desviando la mirada.

—No tienes por qué—Respondo, él me observa en silencio y recién logro entender la notación de mis palabras—Q-quiero decir, ¿Y el resto?—Tartamudeo ligeramente, él señala hacia la ventana y asiento levemente, retira los audífonos y se coloca de pie.

—I-iré con el resto—indica evitando mi mirada, asiento aun conteniendo la respiración, observo que baja de prisa del autobús y por fin vuelvo a respirar, saco el pequeño espejo de mi mochila y sonrió ligeramente al observar el sonrojo en mis mejillas, oculto mi rostro avergonzada. Coloco mi mano sobre mi pecho sintiendo mi corazón acelerado.

Contrólate.

¿Desde cuándo nació este sentimiento?

No estoy segura, pero me aterra el hecho de pensar que nuestra amistad pueda verse afectada con este sentimiento que no quiere irse.

—Nerviosita te veo—Me sobresalto al reconocer la voz de mi mejor amiga, giro la mirada, ella, Alicia y Fernanda sonríen observándome.— ¿Hay algo que nos quieras contar?—Pregunta Mara sonriendo insinuante, niego con la cabeza entre risas.

—Estás sonriendo y esa es una buena señal, Logan bajo muy nervioso del bus, eso puede significar mucho—Susurra la pelirroja, Mara, Alicia y Fernanda me sonríen insinuantes.

¿Nervioso?

—Dejen de incomodarla, Sophia el profesor Francisco te está buscando, ¿Vamos?—Pregunta Eliezer, mis amigas lo observan y viran los ojos haciéndome reír, menos Fernanda que solo baja la mirada. ¿Le gusta Eliezer? Probablemente.

—Vamos—Digo entre risas.

— ¿Estás muy sonriente hoy?, eso es bueno—Eliezer sonríe y asiento desviando la mirada. Luego de una pequeña charla y de que el profesor francisco nos informara que con ayuda de otros delegados de otras aulas teníamos que apoyar en el campamento que duraría esta semana.

—Atentos, el profesor explicará—Susurro sentándome al lado de mis amigos, Logan sonríe ladeando la cabeza, imito su gesto entre risas.

—Bien jóvenes, como pueden observar el campamento es inmenso y lleno de lugares por descubrir, cada grupo será formado por ocho integrantes con participantes mixtos—Sonrió observando a mis amigos— tendrán un tutor a cargo que los apoyara con algunas actividades y a disfrutar—Aplaudimos cubriéndonos del sofocante sol.

—Bien chicos, elijan un representante de cada grupo y me hacen llegar su lista para empezar a designarles sus carpas y este primer juego grupal—Los ocho nos observamos pensativos— El líder que sea escogido será el que participara en la primera prueba de postas y el resto del equipo espera en cada parada elegida por azar, no se alarmen que tenemos nueve pruebas, la última es sorpresa, apresúrense—La profesora Alicia, la miss de ética recibe las listas mientras se reúne con el resto de docentes.

—Reunión urgente—Exclama Alicia, nos arrinconamos cerrando el intento de círculo que hemos formado—Sabemos que el premio que está en juego es importante, no sabemos de qué va el primer reto y entonces no podremos elegir lo que necesitamos y—Reímos ligeramente ante la ansiedad de la pelirroja.

—Tranquila roja—Alex acuna las mejillas de Alicia, haciendo que las mejillas de la mencionada se tornen rojizas, ella es muy obvia—Solo debemos elegir alguien y ya, la idea es divertirse ¿No? —Pregunta, asiento entre risas, Eliezer niega, pero Fernanda le palmea el hombro y este hace una mueca de lado.

—Vale entonces, ¿Quién irá primero? —Pregunta Logan, dudo en responder, jamás me ha gustado ir primera, pero mis amigos siguen en silencio.

—Esperen un poco, tengo una solución—Exclama Noa, los siete restantes lo observamos expectantes, retira sus apuntes, ordenado como suele ser, abre una caja pequeña y lo siguiente que saca hace los chicos estallen en risas y nosotras nos observemos confundidas.

—Aún la conservas, genial—Le palmea en broma Alex, Noa ríe ligeramente y es muy difícil verlo de esa manera, y sé que hay alguien que seguro debe estar maravillada de verlo tan feliz. Mara. —Señoritas, jóvenes, observemos aquí esta arma mortal—Exclama Alex, reímos en broma, él nos muestra del interior de la caja varias varillas de madera que se visualizan a la mitad, con distintos listones de colores—Esto es muy en serio, a la cuenta de tres cada uno sacara una varilla y el que tenga el más pequeño será el afortunado elegido—Logan duda en hacerlo, lo cual no me sorprende, él suele ser muy monótono, pero Noa y Alex le susurran quien sabe qué y terminan convenciéndolos. Luego de reír logramos tener nuestro primer líder.

—Listo, creo que tenemos todos los líderes, entonces empecemos y… Señorita Alicia colóquese aquí—La pelirroja asiente dudando, la tímida Alicia baja la mirada sin entender qué hace ahí.

— ¡Respira un poco, te ayudaremos! —Exclama Alex, Fernanda, Mara y yo sonreímos mientras observamos al castaño que no deja de animarla.

— ¡Le gusta! —Exclamamos en unísono entre risas.

—C-Claro que no, borra esa sonrisa Mara, ya empezara la prueba—Asentimos entre risas.

—Bien chicos, antes de explicar este primer juego, necesito que alguien le vende los ojos a sus compañeros—Todos murmuran en confusión— Una persona de cada grupo se acerca a los participantes y por nuestra parte, los chicos empujan a Alex que termina cediendo—Como pueden ver en la parte de adelante tenemos dos recipientes rectangulares aparentemente vacíos, en su interior llevan objetos sean vivos o no—Observo como Alicia retrocede, pero Alex la detiene—El trabajo del equipo será describirlo a mayor velocidad para que el participante logre adivinarlo, al hacerlo puede retirarse las vendas y darle la posta a la siguiente persona que deben ir designando, entregándole una varilla amarilla y así sucesivamente hasta que logren finalizarlo, en la parte superior de cada árbol a nuestro alrededor hay un cronómetro que nos indicara quien finaliza primero.

Alex regresa a nuestro lado, los ocho tragamos saliva intentando animar a Alicia, Alex corre hacia la siguiente posta esperando a la pelirroja.

Observo mi varilla de color lila y visualizo el número pequeño en la parte superior «5», como si tuviéramos el mismo pensamiento, Logan me muestra el suyo agitando su mano, sonrió más tranquila al ver que el siguiente en posta es él, pero Eliezer me palmea el hombro mostrándome el suyo y sonrió incomoda al ver el número cuatro en su varilla.

—Estás en problemas—Susurra divertida Mara, la observo molesta—Es broma tú relájate, tus dos galanes te estarán apoyando—Le doy suaves golpes en el hombro—Es sarcasmo, sí que estás nerviosa.—Sophia—La observo confundida, difícilmente ella me llama por mi nombre— Le diré lo que siento a Noa—Indica sonriendo, pestañeo varias veces—Estoy cansada de seguir en silencio, si me rechaza lo aceptaré, pero no quiero seguir con la duda del que puede pasar—Bajo la mirada, ella acuna mis mejillas sonriendo—Deberías hacer lo misma, se sincera contigo y con Logan.—No sé qué decir, ¿Estaría bien?

—Solo hazlo, luego piensa en lo malo que puede pasar. Sonríe alejándose, me hago bolita en el piso sin saber qué hacer.

El miedo de lo que podría pasar me genera dudas. Su mirada y todo lo que ocurrió estos meses me hacen sentir temor.

¿Debería intentarlo?

Pero… si malogramos nuestra amistad, ¿Estaré bien con ello, ahora que me he acostumbrado a su compañía?

Aún no, vamos con calma, queda tiempo aún.

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