«Brida»
—Mi niña, me alegro tanto saber que te encuentras bien. —menciona con ternura, al otro lado del teléfono—. Hace unas semanas te escuchabas menos feliz, estuve a punto de pedirle unos días a tu abuela para ir a verte, pero ahora que te escucho hablar tan risueña me quedo más tranquila, mi niña.
Hace unas semanas que sentía que me caería de la montaña rusa en la que me embarque desde que llegue aquí y el desborde de emociones no era más que una piedra atada a mis pies que en cualquier momento me hundiría o quizás aun pueda hacerlo. Sin embargo, no quiero pensar en ello que pase lo que tenga que pasar.
—Eso de mudarse de país no es muy lindo que digamos, Amara. Aunque hay que verle el lado bueno el pasar de las semanas me han ayudado mucho y mirad que ya no son solo semanas, sino meses
Contesto, cantarina. Ya que no soy de permanecer en un solo sitio paseó de un lado a otro por la habitación.
—Fue lo mejor y tú ahora me lo confirmas, ambas lo sabemos. Mirad que el tiempo se está pasando volando pronto será el cumpleaños de Verónica y anda con un humor de perros, que ni su asistente la aguanta. —habla con voz cansina, deteniéndose unos segundos. A mi mente llega la imagen de una Amara sentada en el balcón de mi antiguo hogar con la mirada puesta en el inmenso y hermoso jardín que con tanto afecto Verónica mantiene para su disfrute—. Aunque no ha dejado de hablar de la sorpresa que le quiere dar a Sebastián por su cumpleaños también, ya sabes como es.
¿Cumpleaños de Sebastián?
¿Qué?
¡No pues como novia soy tremenda!
No tenía ni la mas remota idea de que su cumpleaños es el mismo día que el de Verónica.
Si hubiese prestado más atención a las veces que Verónica se volvía loca en buscar el regalo perfecto para su hijo, quizás ahora no me sentiría tan perdida.
Sebastián y yo hemos tenido charlas de todo tipo desde porque el color azul es mi favorito hasta porque diablos tengo una colección de bragas de Minios, es broma. Cabe decir, que durante los días transcurridos descubrimos más del uno al otro, el lado pícaro que él suele mostrar siempre, es solo una porción de la pillería que realmente se halla en él. Es de admitir que en ningún momento tocamos el tema de nuestras fechas de nacimientos
—Olvide que ambos cumplen el mismo día. —confieso, sin entrar en detalles a las primeras palabras que dijo—. Quizás pueda prepararle un pastel de cumpleaños a Sebastián
Algo se me ocurrirá.
—Nunca le diste importancia, ya que te ponía celosa de que ella se preocupara más por él que de ti. Sin embargo, ahora llevas una bonita relación con él. —oh. Amara si supieras lo bonita que es la relación, delibero sintiendo las mejillas calientes.
—No eran celos Amara, sino molestia por su comportamiento egoísta. Eso ya no viene al caso, Sebastián y yo nos entendemos perfectamente ahora
—¿Sebastián? —interpela con voz seria—. Es tu tío Bri.
—No vengas con eso Amara, ya se la verdad, —le interrumpo con irritación—. él me conto todo y gracias a los cielos que lo hizo, Verónica definitivamente es una cajita de pandora.
Detrás de la otra línea solo se escucha la respiración agitada de Amara.
—¿Cómo que todo?
—Somos solo primos, Sebastián no es hijo de ella ¿Qué otra cosa más podría decirme?
Inquiero extrañada por su cambio de voz.
—Siempre lo digo y lo volveré a repetir; las mentiras tienen patas cortas y tarde que temprano salen a la luz —alega con voz argentina, para luego quedarse en silencio por unos segundos, segundos que consiguen que esas palabras se alberguen en mi mente como un claro recordatorio de algo importante, no obstante, no son esas palabras las que me sorprenden sino las que dice a continuación—. No cometas ninguna locura, Brida. Hablamos después voy a terminar algunas cosas que tengo pendiente, cuidate mucho.
Desde que llegue estoy cometiendo locuras, muy tarde para ese consejo Amara.
******
—¿Hoy tampoco hay beso de despedida?
Cuestiono malhumorada, al llegar a la universidad. Giro mi cuerpo sobre el asiento dedicándole una mirada vana.
—¿Ya te paso la rabieta?
Pregunta, sarcástico.
—Sebastián… —pronuncio en advertencia—. Sabes que no fue una rabieta, te has puesto celoso por algo estúpido
—Te estabas comiendo con la mirada a esa chica.
—La tipa estaba como de revista y soy de las que admira a las de mi genero y no las envidio, cariño. Era demasiado hermosa apara pasar de desapercibida y tú bien que lo sabes porque también te quedaste atontado.
—Ningún atontado. Mi asombro no se debía a ella, sino a como mirabas a esa chica y el como ella te siguió el juego.
Masculla soltando un golpe al volante.
¡Damas y caballeros! es para mí un honor anunciarles la primera escena de celos de mi querido novio, celoso de una chica.
—Que iba a saber yo que era lesbiana —exclamo con irritación. Solo por hacerle enojar mas de lo que ya esta le digo—. Y de paso que me invitaría a salir.
—¿Cómo que te invito a salir?
Demanda, intenta acomodarse lo mejor posible sobre el asiento para estar frente a mí.
Os cuento resumidamente lo que paso; la noche anterior Sebastián y yo fuimos a cenar a la pizzería y como dije con Fiona una vez se admirar a las de mi género, en la pizzería se encontraba una chica que definitivamente seria la diosa perfecta de algún libro y pues no dejaba de observarla ¡y no se vayan por el mismo camino que el cabezota de Sebastián!, no me la comí con la mirada como dice él. La chica de verdad atraía las miradas con su cabello color azabache hasta sus muslos y unos ojos azules que se que a muchos también dejo asombrado, lo acepto me que anonada . Sin embargo, tengo completamente claro que es lo que me gusta y no son las mujeres, esto no quiere decir que tenga algo en contra, no. Admiro a todas esas personas que se dejan ver tal y como son y piensan en sí mismos y no en el que dirán, estas personas tienen mi respeto al cien por ciento
Lo que Sebastián no sabe, es que vi su reacción y me aproveché de ello. No solo la chica me siguió el juego yo también lo hice para fastidiarlo, mas no creí que se pondría así.
La idea era coquetear con alguien para provocarle Celos a mi novio.
Solo que no pensé que ese alguien terminaría siendo una chica con la belleza de una Diosa y me seguiría el juego para después invitarme a salir.
—Estoy bromeando, deja los celos. —hablo con monería para hacerle reír, pero no lo hace solo me observa tétrico, esa expresión hace que en su frente se forme tres líneas y en vez de afearlo lo hacen ver más apuesto, una barba de tres días, su cabello alborotado y esa mirada oscura ¡Ay! el muy desgraciado esta como para encerrarlo y hacerle muchas cosas m ¡MIERDA! ¿Cómo diantres se supone que tenga una conversación seria con este hombre? —. Los celos son feos traen desconfianza y tú dejaste bien claro que en nuestra relación se hablaría de todo, y el que tu novia se haya atontado por la belleza de otra chica entra en ese todo, Mi amargado
—Creí haberte dicho que era más dulce que la miel, entonces no se en donde entra eso de amagado. —expresa con fingida tristeza.
—¿Eso fue lo único que escuchaste de todo lo que te he dicho? ¡Eres increíble!
—Creo que la amargada es otra. -dice seductor, una de sus manos logra alcanzar mi brazo y tirando de él logra entrelazar nuestros dedos—. Escuche perfectamente todo lo que has dicho, aun cuando estés muy enojada es imposible no hacerlo, Brida. Lamento mucho mi comportamiento, pero de veras me impresione al verte coquetear con esa chica
Brinda un suave apretón a nuestros dedos entrelazados para después deshacer el agarre y llevar los suyos a mi rostro, se deslizan por mi mejilla proporcionando una sensación cálida por todo mi cuerpo.
—Una miradita nada más. —menciono mirándole directo a los ojos.
—Unas cuantas querrás decir, eres perversa. —Sus dedos delinean la comisura de mis labios tiernamente descendiendo por mi barbilla cuello y clavícula lentamente.
La sensación que me cautiva cuando nuestras miradas se juntan, el distinguir el brillo cautivador que rodea los dos iris oscuros de sus ojos, sentir la ternura de sus caricias en la sutiliza de sus manos y la profundidad del sentimiento mutuo, es simplemente sensacional.
—Ich werde nicht böse sein, wenn Sie zugeben, dass das Mädchen schön war, wir sind im Vertrauen, mein Bitter.
—Du solltest öfter so reden, wenn wir zu Hause sind, du klingst sehr attraktiv, Brii. —bendita sea el alemán y lo bien que se oye en los labios de este hombre—. Das Mädchen war schön, aber du bist so viel mehr …
—Eso lo sé el espejo me lo recuerda todos los días de todas maneras, es bueno saberlo. —murmuro. Parece ser que ya a sus traviesos dedos no le basta con la piel desnuda de mi hombro—. O dejas tus manos quietas o prometo que no volverás a realizar algún plano en varios días
Digo con aparente indiferencia. Sebastián pone distancia entre ambos de inmediato, rasca su oreja con una mueca incómoda esa incomodidad le hace moverse en su asiento como si el asiento le pullase el trasero. Un profundo suspiro se escapa de sus labios mientras virá la cabeza para mirarme fijamente.
Arqueo una de mis cejas observándole interrogante por su comportamiento.
—¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche?
—¿Habrá más chicas bonitas con las cual coquetear? —interrogo con voz descarada. Sus labios se tensan, obviamente no le hace gracia mis palabras—. Donde haya comida ahí estoy yo, así que me avisas en un mensaje la hora para estar lista, te quiero
No le doy tiempo a que responda, salgo del auto cerrando de un portazo y comienzo a marchar al campus, sin embargo, la ronca voz de Sebastián me ataja.
—Brida te has olvidado de algo
—No tengo tiempo para tus juegos, voy tarde.
Replico y volteo observándole con irritación.
—Lo digo enserio, tu bolso. —dice alzando mi bolso.
—AHHHHH.
Mascullo, caminado nuevamente hacia el auto
—Aparte de eso has olvidado mi beso. —en el instante que extiendo mi brazo para alcanzar el bolso por la ventana él lo aleja, una sonrisa empalagosa se dibuja en su rostro expectante.
—En ves de un beso lo que te daré serán unos buenos azotes. Dame el bolso. —el muy desgraduado niega sin dejar de sonreír-. Llegare tarde y será tu culpa.
—Un beso solo eso te estoy pidiendo.
—Bien. Tú ganas. —rechisto soltando un bufido. Dentro del auto doy la espalda a la ventana y me acerco lo mejor que puedo extendiendo la mano y tocando sus labios con un susurro de caricia. ¿cómo es posible que este hombre que desprende desmedida seriedad con su apariencia se comporte así por un beso? —Eres un presumido de lo peor.
Acerco mis labios a los suyos, cubriéndolos y acariciándolos con deleite. Nuestros labios y lenguas se encuentran y forman una danza sensual que por un momento me hace olvidar en el lugar que nos hallamos
El ruido de un claxon nos trae de vuelta a la realidad. Mi respiración es un desastre y puedo sentir la tibieza de mis mejillas el pidió un beso y terminamos dándonos un besote que no debería darse fuera de casa.
—Recuérdame pedirte más besos así cuando estemos en casa.
Expresa coqueto, extendiendo nuevamente el bolso. Él no parece estar afectado en lo mi mínimo, mientras que yo siento el resonar de los latidos de mi corazón en toda mi caja torácica y la respiración acelerada.
—Y tú recuérdame darte unos azotes a ver si así dejas lo atrevido.
Enervo agarrando de mala gana el bolso. Antes de bajar del auto le escucho decir:
—No sabía que tenías esos gustos, Brii.
**********
Escucho atenta las indicaciones del profesor, mientras escribo en un pequeño cuaderno sus indicaciones. Aunque lo intente (y Dios sabe que es así) no dejo de revivir en mi mente ese apasionado beso tan maravilloso) bendita sea la tentación y todos los que la rodean
—¿Te sientes bien?
Levanto la mirada hacia la otra mesa donde Marie una de mis compañeras me observa curiosa.
—Eh. Si ¿Por qué lo dices?
—Pues tus mejillas parecen dos tomates, ¿segura te sientes bien?, puede que tengas fiebre por dentro —murmura.
—Estoy bien, no te preocupes. —alego con voz cantarina.
Ella solo se encoje de hombros y vuelve a mirar hacia el frente.
Aunque al principio no estuve de acuerdo he logrado entablar varias conversiones con esta chica, algunas veces hemos quedado juntas para elaborar trabajos dentro del aula o enviarnos información de ciertos temas, creo que es lo más cercano que tengo a una amiga acá en la universidad. Es una pelirroja hermosa, las pecas que salpican su piel son una pavada y sus ojos verdes ni hablar.
—Cada año la universidad conjuntamente con otras de la ciudad se encargan de supervisar las donaciones realizadas a las personas de bajos recursos. Este año hemos sido selectos para contribuir con la Asociación «Alegrías en un pequeño sol» estarán junto al consejo directivo colaborando. —por lo que investigué al ser una de las mejores universidades del país, ayuda con diferentes asociaciones para así dar un alto rango a nivel mundial—. Así mismo podrán obtener material para el trabajo final del semestre. Aún falta para que este termine, sin embargo, es importante que inicien desde ahora. —explica en alemán, entendiéndole perfectamente
—Es decir que los que tenían planes se joden…
Reproche Marie. El profesor la fulmina con la mirada, pero no dice nada hasta después de unos segundos.
—Eso quiere decir Srta Rey, que usted debe traer un informe completo de la intervención que hubo esta mañana en la ciudad; claro, si es que quiere pasar el semestre. —contesta con voz gélida—. Pueden retirarse…
—Mal momento para abrir la boca, Marie. —comienzo a guardar las cosas en mi bolso. Escucho como suelta resoplido y también emprende a guardar sus cosas.
—Ese profesor me ha puesto el ojo desde el primer día, no ha hecho mas que joderme, y no de la forma que yo querría que lo hiciera, lastima tanta belleza.
¿Qué?
—Por lo visto no fue solo él que ha puesto el ojo, ¿acaso te gusta el profesor Allen?
Pregunto anonada caminando tras ella.
—¿Y a quien no? El tipo esta para comérselo completito, sin embargo, esa frialdad de mierda vuelve difícil esa tarea.
Ambas caminamos a través del amplio pasillo dejando atrás las aulas, yendo al campus. El aire fresco golpea mi rostro dejado una agradable sensación, el día está completamente soleado y parece ser que a medida que van pasando las horas la temperatura puede subir. La calle que está a una esquina de la universidad se distingue muy transitada.
—Estas, loca de atar mejor que esas ideas locas salgan de esa cabecita.
—Se vale soñar. —Contesta con frescura.
Llegamos a una de las bancas situadas alrededor del campus. Unos minutos de descanso y después volver a la siguiente clase.
—Si tú lo dices. —me encojo de hombros para después sacar mi celular que antes había vibrado.
—Tu no estas idiotizada por Allen, porque ya te han idiotizado, Annnnn jujujujuju. —Abuchea dando palmadas en sus muslos.
—Estar en una relación con alguien no significa estar idiotizada o idiotizado, Marie.
—En las relaciones de pareja siempre terminan atontados, nosotras las mujeres a veces solemos cometer muchas estupideces en una relación.
—Muchas de nosotras estamos en una lucha constante con nuestra mente de la cual derivan las inseguridades, como resultado creemos que por que la otra persona nos brinda un poco de su atención debemos aguantar, sin embargo, no es así. Si nuestra salud mental se halla en penumbras lo primordial es buscar ayuda para mejorar, sanar y comprender que lo esencial es estar bien con nosotros mismo; amor propio, porque si no te amas a ti mismo ¿Cómo pretendes amar a otro? Imposible. Soy completamente consciente que me hace falta comprender muchas cosas basadas en una relación, a pesar de ello reconozco que, si no pienso y me quiero a mí misma no podría amar a otra persona.
Las inseguridades son parte de todo ser humano y muchos dejamos que estas tomen control de nuestra vida, y es que luchar con ellas no es fácil. Admiro a todas esas personas que logran ganar una batalla contra ella, así mismo admiro a aquellas que día a día están en una constante lucha con ellas… somos destellos de luz en una inmensa oscuridad y merecemos brillar. El amor propio es parecido a una pequeña flor en pleno crecimiento no se desarrolla de un día para otro, puede ser dinámico y día a día se fortalece dependiendo del momento, lugar y situación, en nosotros esta dejarlo marchitar.
—Pareces psicóloga. —alega monótona. Soy muy buena dando consejos, es lo que Amara siempre me dice y a hasta yo misma lo acepto, no obstante, soy pésima en agarrarlos. Aun trabajo en ello—. Lo que has dicho parece un espejo de nuestro entorno.
Elijo cambiar de tema, ya que visualizo una mueca desinteresada en su rostro y no estoy para abrir debate con alguien que no quiere escuchar.
Las horas trascurren con pesada lentitud, no es hasta después de las 2 de la tarde que logramos salir. Tal como dije por la mañana la temperatura ha subido, el calor es insoportable y solo deseo llegar a casa y darme una ducha fría y descansar un poco. Hay ciertos días donde las clases me dejan agotada y sin una pizca de querer hacer algo más que dormir, lujo que no podre darme dado que recién inicia la semana y hay mucho que hacer.
Esta vez tomo un taxi (si ya sé que no es tan retirado, pero créanme cuando les digo que estoy cansada)
El llegar a casa me sabe a gloria, literal. El haber almorzado en la universidad me da la oportunidad de subir directamente a mi habitación. Arrojo mi bolso a la cama para comenzar a quitar mis zapatos, ropa y darme mi tan ansiado baño
Me ducho y me visto para luego buscar el celular y escribirle a Sebastián que ya estoy en casa.
—Solo será un ratito. —murmuro cansada sintiendo la comodidad de la cama bajo mi espalda. En cuestión de minutos el sueño logra atraparme desconectándome por completo del mundo.
*HORAS DESPUÉS*
Si alguien me hubiese dicho que mudarme de país y vivir con un miembro más de la familia Blanco me haría tan bien, no se lo habría creído ni en un millón de años.
¡O sea, hello! Bajo el mismo techo de un hijo de Verónica la pesadilla total, pero no, en vez de una pesadilla es un bendito sueño de lo más delicioso y del cual no deseo despertar, no por ahora
—¿En qué piensas?
Curiosea Sebastián ingresando al living trayendo en sus manos un Bol de palomitas, lleva puesto los pantalones de un pijama de seda blanco que le queda por debajo de la cintura. Nada más. Este hombre tiene que haber sido hecho por los dioses, o su madre y padre le entregaron mucha pasión al momento.
No hubo cena fuera de casa, a causa de que una personita que no voy a decir quién soy dejo que los brazos de Morfeo la atrapasen más de la cuenta, por otro lado, Sebastián prefirió no despertarme ya que según él me veía muy gustosa entre los brazos de Morfeo. Si les soy sincera estoy mucho más feliz estando acá en casa, mis ganas de salir se desvanecieron, en otro momento será.
—En nada en particular, solo repaso todo lo acontecido desde que me mude. Y que falta poco para tu cumpleaños.
Me acurruco en el sofá con las piernas encogidas por debajo de mi cuerpo él se acerca y antes de sentarse prepara todo para ver una película. Inclinándose hacia mí, pasa un brazo por detrás del respaldo del sofá mientras sostiene el bol de palomitas con la otra mano.
—No recuerdo haberte dicho la fecha.
—Y no lo hiciste. Cada año Verónica se encargaba de que todos lo supieran, ambos cumplen el mismo día.
Expreso, estrechándome más a su cuerpo.
—Y cada año me pide que vaya a Panamá. —revela con voz baja. Sus dedos se deslizan de arriba abajo en mi hombro y brazo en una caricia relajante—. Nunca me felicitaste ¿Por qué?
—Siendo sincera jamás me sentí interesada por conocer a otros miembros de la familia, temía llevarme una decepción y que terminaran siendo igual que Verónica. Aunque ya que estoy siendo sincera, también tenía celos de ti, Verónica se transforma completamente cuando se trata de ti
—Por un momento creí que ella entraría en razón respecto a ti, no entiendo porque tanto rencor. Eres hija de Mia, de su hija querida y en vez de agradecerle a Dios por tener un pedacito de ella, te ha hecho daño durante todo este tiempo
—Tengo fe de que en algún momento recapacitara, no por mí, sino por ella tanto rencor sin razón destruye el alma. -expreso con tranquilidad. Acerco una de mis manos al bol agarrando un puño de palomitas.
Un par se segundos es lo que tarda Sebastián en poner la película. Mi atención no se encuentra en la pantalla, el saber que me encuentro entre los brazos de él, entre su pecho desnudo siendo arropada por la calidez que emana me hace revivir el beso de esta mañana, en lo bien que se siente estar en sus brazos…
—¿Brida?
El susurro de sus palabras cerca de mi cuello deja un agradable cosquilleo en mi piel.
—Ummmm. —musito intentando concentrarme en la película.
—¿Te gustaría viajar fura de la ciudad?
Vuelve pronunciar sin tomarse la molestia de alejarse.
—¿Viajar a dónde?
-Quisiera mostrarte un lugar que te encantara y el cual es muy importante para mí, pero necesito saber si tú quieres venir conmigo. —el tono de voz empleado para pronuncia esas palabras resaltan sinceridad y fascinación. Me acomodo sobre el sofá alejándome un poco de él para así mirarle mejor. Él también copia mi acción, deja el bol de palomitas al otro lado del sofá girando todo su cuerpo hacia mi para mirarme frente a frente.
Su forma de contemplarme trasmite paz, una que no creí poder sentir por medio de la mirada de alguien. Sebastián tiene ese poder sobre las personas, puede contagiarte del sentimiento profundo que se alberga en su mirada de un amanera impresionante. El hecho que desee llevarme con él me agita el corazón de la emoción.
—De querer ir si quiero, sin embargo, tengo clases y tu trabajo Sebastián.
—Sería un fin de semana, jamás te pediría que faltaras a la universidad y yo no lo haría al trabajo, Brida. Solo deseo saber si tú quieres ir.
Me siento completamente maravillada al tomar sus manos entre las mías y comentar.
—¡Obvio que sí! Tú solo di que fin de semana será y que tipo de clima hay en ese lugar para yo arreglar la maleta.
—Me alegra oír eso. —alega sonriéndome de esa forma que tanto me gusta. Al estar nuestras manos entrelazas el aproche para comenzar a halarme hacia él, arqueo una ceja en un intento de decirle ¿Qué pretendes? él sigue curvando esa picara sonrisa acortando de apoco la distancia entre ambos.
Lo que pasa a continuación manda a la mierda cualquier razonamiento posible, la película queda en un segundo plano, el aire parece haberse amoldado con perfección a la intensidad del momento. El no impedirle acercarme a él le ha dado la oportunidad de acomodarme para que me siente a horcajadas sobre su regazo, Intento mantener las manos quietas (imposible la verdad) mis dedos trazan la longitud de sus brazos, exploro sus duros pectoralesMe mira asombrado, como si esa osadía no se lo esperara, al menos no en ese momento. Sus brazos tiran de mi cuerpo envolviéndome en sus poderoso abrazos.
—¿Será que la señorita puede regalarme un beso?
—Depende de qué tipo de besos estamos hablando. —respondo con voz seductora envolviendo los brazos alrededor de su cuello.
Lo que estoy sintiendo por él, me obliga a suprimir cualquier reminiscencia de recato que poseyera difícil la verdad
—Sabes que cada vez que haces eso no te quiero soltar, —manifiesta, acercándome más a su cuerpo. Sus dedos viajan hasta la comisura de mis labios acariciándolos con sutileza. —Te mostrare el tipo de beso que deseo
Sus epicúreos y jugosos labios se fusionan a los míos en un beso intenso, robándome la respiración. Suspiro de forma esporádica sobre su boca y me pierdo entre jadeos ante el cúmulo de sensaciones que sus besos y caricias me trasmiten No diré que los nervios son existentes en momentos, más, sin embargo, la usanza cada día se conecta con la seguridad que siento al estar junto a él.
El despegarme de esos labios es casi un trabajo, unos que logro dejar después de morder. Apoyo mi cabeza contra su pecho y el envuelve sus brazos alrededor de mi cuerpo intensificando la acción de antes. Los latidos de su corazón logran tranquilizar toda ardor del momento me relajan.
—Lo prohibido de tus labios y caricias me sientan de maravilla. —expresa dulce, dándome un beso en la coronilla.
—Y será lo único prohibido, por ahora.
Le advirtió. Me aparto sin borrar la sonrisa de mis labios, Vuelvo a acomodarme a un lado y esta vez pongo toda mi atención en la película. No sé cómo puedo seguir el hilo de la película con él respirando a mi lado, la intimidad del momento se siente jodidamente bien.
Pasado varios minutos sucede algo muy lindo, Sebastián se ha quedado dormido, su cabeza cae a mi hombro con mucho cuidado logró alcanzar el control remoto apagando la tv y me quedó allí, debatiéndome si debo despertarlo o no. Al contrario de mí el no descansando desde que llego, después de ducharse y pedir la cena centro toda su atención en mí, ambos conversamos un poco acerca de nuestro día mientras que cenábamos para después buscar una película y recompensar una parte de la salida que tendríamos esta noche.
Sebastián no es de los que se duerme así tan fácil, hemos quedado hasta largas horas despierto hablando, viendo alguna película o realizando alguna cosa de la universidad o él de su trabajo por lo que el verle dormir me toma por sorpresa y en mi mente se comienzan a crear miles de explicaciones y la más lógica y por la expresión agotada de su rostro es que el cansancio le haya ganado.
Se que estará más cómodo en la cama, pero es tal y como él dijo horas atrás cuando yo dormía luce tan a gusto en los brazos de Morfeo que me da cosa despertarlo. Dándole una última mirada me alejo lentamente y con sumo cuidado dejo sobre la mesa el bol de palomitas y el control remoto para después volver al sofá y apoyar la cabeza contra la de él dejando que mis ojos se cierren sin la intención de dormir dado que el haberlo hecho por la tarde me ha quitado las ganas de hacerlo ahora, quizás en unas tres horas por ahora solo quiero disfrutar de la cálida sensación que el momento me trasmite al estar así con él.
—. Ich werde nicht böse sein, wenn Sie zugeben, dass das Mädchen schön war, wir sind im Vertrauen, mein Bitter.
TRADUCCIÓN: -No me enojare si admites que la chica era hermosa, estamos en confianza mi Amargado.
-Du solltest öfter so reden, wenn wir zu Hause sind, du klingst sehr attraktiv, Brii.
TRADUCCIÓN: -Deberías hablar más seguido de ese modo cuando estamos en casa, te escuchas de lo más atractiva, Brii.
– Das Mädchen war schön, aber du bist so viel mehr …
TRADUCCIÓN: -. La chica era hermosa, pero tú lo eres mucho más.
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