CHASE —Te amo, Chase Messer — la escuché decir, sin pasar por alto las taquicardias repentinas con las que mi corazón había reaccionado. Paralizado, apreté mis manos en dos puños firmes clavándome las putas uñas en las palmas, por estar completamente seguro de que no se trataba de un sueño. De que no se trataba…

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