He vuelto por ti – Capítulo final

—Como ya sabes, mi familia sigue en Francia. Mis hermanos se casaron y tienen hijos.
—No puedo creerlo. ¿El pequeño Bryan ya se casó?
—Sí, hace unos años.
—No puedo creer lo vieja que estoy —dice levantando la copa para beber.
—No digas eso, Cindy. Aún eres muy joven.
—Lo dice la chica hermosa que rompe corazones.
—Mi mamá solía decir que soy la oveja negra de la familia, que huyo de la realidad y de las relaciones serias.
—Al menos no te involucraste con un hombre guapo solo por aparentar —sonríe y de repente… —¡Ups!

Recuerda la metida de pata atroz. Amber hizo eso y le rompió el corazón.
—No te preocupes, el pasado ya quedó atrás —responde, bebiendo de su copa.
—¿Cómo va la relación con tu familia?
—Muy bien, después de unos años aquí, todo ha mejorado.

—Para quitarnos las penas, ¿por qué no vamos a bailar? —se pone de pie y toma su mano— ¡Vamos, levántate! ¿Acaso no quieres mover el esqueleto? Sé que bailas muy bien.
—Ando fuera de forma, y en estos momentos, no creo que…
—No me hagas rogarte, porque lo haré.
—No es necesario —deja su silla—. Haré mi mejor esfuerzo —sonríe.

La música sigue sonando y ambas comienzan a sentir las melodías entrar en sus corazones. Con una sonrisa tímida, comienza una larga noche de baile que las lleva a tejer sus destinos en una conversación larga y cada vez más interesante con cada giro y paso.

—Nunca esperé encontrarte aquí. Cuando Leonardo me invitó, no estaba segura de asistir, ya que tengo un viaje pendiente mañana muy temprano. Me animé a última hora y qué bueno que lo hice, ¿verdad? —sonríe Cindy, emocionada.

—Yo tampoco quería venir después de los desacuerdos con la familia García. Pero algo me decía que tenía que estar aquí, que no sería tan malo. Y definitivamente no lo es.

—Voy a confesarte algo, Paola. Hace algunos años te busqué. Tenía mucho tiempo sin ver a los viejos amigos y empecé a contactarlos, y llegué a ti. Pero supe de tu relación con Amber, eso me detuvo, puso un alto a mis intenciones de acercarme. Al investigar un poco más, descubrí que era muy intensa, y me dije a mí misma: «Mejor ni la miro» —ríe nerviosamente—. Creo que soy patética para hablar de estas cosas.
—Sucedieron muchas cosas con ella, pero ya es parte de mi pasado. Hoy estoy mirando solo hacia adelante.
—Me enteré del accidente por los noticieros. Fui al hospital a buscarte, pero ya no trabajabas allí. Fui a tu departamento, no estabas. Luego fui al nuevo hospital, pero tampoco te encontré. Me dijeron que habías dejado la ciudad.
—Me tomé unas largas vacaciones y mañana regreso a trabajar al Hospital Clínic de Barcelona.

—¿En serio? ¡Eso es genial! Mi clínica queda muy cerca. Si estás disponible uno de estos días…
—Sí —responde emocionada, con destellos de emoción en su mirada—. Digo… creo que tengo tiempo libre —sonríe.
—Dame tu teléfono —pide con una sonrisa. Paola se apresura a dárselo, sin perder tiempo ella escribe su número—. Llámame a la hora que quieras, estoy ansiosa por compartir una copa contigo. Y recuerda que yo invitaré esta vez —le guiña el ojo, recordándole su última salida juntas. No había olvidado su promesa.
—¡Claro! Tenemos mucho que contarnos.

Se miran por unos segundos y continúan moviendo las caderas al compás de la música, dejando escapar un suspiro ligero e inevitable que brota de sus corazones. Nunca estuvieron tan distantes la una de la otra, pero debido a diferentes circunstancias desde que ella regresó a España, no pudieron coincidir. Aún tenían mucho en común, y aquel beso inocente guardado en el cofre de los recuerdos del pasado siempre ocupó un lugar especial en sus corazones.

—Bueno, Paola, querida, debo retirarme. No puedo retrasar mi vuelo de mañana. Ha sido un verdadero placer compartir estas horas contigo. Quisiera que el tiempo se detuviera un poco —sonríe—. De verdad me gustó verte y saber de ti.

Paola no dijo nada, solo se acercó y buscó sus labios. En un momento íntimo y clandestino, donde la oscuridad se convertía en su cómplice, Paola y Cindy se encuentran frente a frente. Un susurro tenue y emocionado escapa de sus labios mientras sus miradas se entrelazan con un deseo palpable.

El aire se carga de electricidad y las pulsaciones de sus corazones se aceleran. Cada fibra de su ser anhela el contacto, la cercanía y la fusión de sus labios. Un suspiro contenido y lleno de anhelo escapa de los labios de Paola, invitando a Lorena a cruzar el umbral hacia el abismo del amor prohibido.

Sin más resistencia, sus labios finalmente se encuentran en un beso apasionado y ardiente. Es un beso cargado de años de deseo contenido y de emociones reprimidas. La intensidad de sus sentimientos se refleja en la fuerza con la que se aferran a cada momento, como si quisieran capturar toda la pasión y el amor que han estado esperando durante tanto tiempo.

Sus labios se mueven en perfecta armonía, explorando y saboreando cada rincón. El beso es un torbellino de emociones, donde el fuego del deseo se mezcla con la dulzura del amor que nunca se desvaneció. Sus cuerpos se acercan aún más, fundiéndose en un abrazo apretado que los hace sentir completas.

En ese instante, el mundo exterior desaparece por completo. No hay normas ni prejuicios que los limiten. Solo existe el presente, el amor y la conexión que se han mantenido vivos en lo más profundo de sus corazones. En ese beso se desafían a sí mismas y a la sociedad, encontrando la valentía para seguir adelante y luchar por su amor.

El beso continúa, prolongándose en el tiempo y grabándose en sus memorias como un momento de plenitud y felicidad absoluta. Cada caricia, cada roce, es un recordatorio de que el amor verdadero no puede ser negado ni ignorado.

A medida que el beso llega a su fin, se separan lentamente, con los ojos brillantes y sonrisas llenas de satisfacción. Saben que el camino por delante puede ser difícil, pero han encontrado en ese beso la fuerza y la certeza de que su amor es real y poderoso.

Paola y Cindy desafiantes y decididas, se toman de la mano y se adentran en el mundo, dispuestas a enfrentar los desafíos que se les presenten. Saben que su amor puede ser prohibido para los ojos del mundo, pero también saben que el amor verdadero nunca muere, solo duerme y espera el momento adecuado para despertar y conquistar su lugar en el mundo. Han encontrado la clave para desafiar todas las barreras y vivir su amor sin restricciones. Ahora, juntas, caminan hacia un futuro lleno de esperanza y felicidad, dispuestas a enfrentar cualquier obstáculo que se les presente. Su amor es un fuego ardiente que no puede ser apagado, una llama que se niega a ser silenciada. 
Nada más importaba, solo eran las dos, flotando entre las nubes en medio de la pista de baile.

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