Trabajamos a marchas forzadas. El cielo estaba oscuro como la boca de un lobo; eso solo era señal de que faltaba poco para el amanecer, y significaba que el ataque estaba cerca. Muchas compañeras ya estaban en la trinchera tendiendo a los soldados heridos. La trinchera se había ampliado lo más posible, pero era apremiante…
Manos Llenas – Podredumbre
