—Te Amo—susurró Maximilien, sobre los labios de la rusa, mientras se movía despacio en su interior. Era la segunda vez que hacían el amor esa noche, la segunda vez que se entregaban con desesperación, desenfreno, pasión y estaban seguros de que, podrían seguir así hasta que amaneciera, porque no había ningún otro lugar en el…
Lazos Prohibidos – Confesiones.
