La niñera no mentía al decir que era elástica y su estatura puso a Colin en aprietos, pues más de una ocasión se acomodó bajo su cuerpo y una mano suya quedó dentro de las esbeltas piernas femeninas. —Rojo, ¿dónde está? —dijo Alondra—. Allí. —No se suba en mi espalda, sus brazos son cortos. ¡Me…
15. JUEGO DE MANOS
