30. CONFESIÓN

—¡No quiero verte, no quiero saber de ti! —explotó y antes de alcanzar el último escalón, Colin jaló el borde de su falda provocando que cayera al suelo, en donde rápidamente la atrapó bajo su cuerpo. Lucharon un rato hasta que ella se cansó de manotear y patear. —¡Cálmate, tranquilízate! —dijo cansado, cerca de su…

Este contenido es exclusivo.
Inicia sesión Suscríbete

error: Contenido protegido
A %d blogueros les gusta esto: