PRINCESA CON CICATRIZ UN NUEVO COMIENZO-NUEVAS PISTAS SOBRE MI PAPÁ

Al evento de jockey asistieron muchas personas, mucha más de la que se esperaba, el abuelo estaba muy feliz, a mí me puso bien poder ayudar, aunque sea alimentando a los caballos, fue una actividad que nos involucró como familia y nos hizo bien.

Fue inevitable ocultar la presencia de mi madre ese día, la prensa, no solo cubrió el evento de jockey, sino que también resaltaron la figura de ella, la modelo famosa, tanto así que, al otro día, salió en primera plana en los diarios y revistas locales, y algunos medios internacionales. La involucraron inmediatamente con Joao, él era el fotógrafo estrella de Santo Andrés, quien también asistió al evento, capturando las más grandiosas fotografías del día.

Me pareció ver a mi madre muy nerviosa al día siguiente del evento, lo que no me resultó extraño, porque así era su vida, ella vivía en un constante estrés, por el trabajo que llevaba, aunque su idea de ir a Santo Andrés no fue solo por mi, en ese viaje, ella tenía la esperanza de descansar de su ajetreada manera de vivir, pero desde que se conoció en la prensa de su estadía en la casa de los abuelos, en cualquier paraje que se movía fácilmente se podía encontrar con un paparazzi, me dio la sensación de que en el pueblo estaba haciendo falta eso, hechos noticiosos, así que por un largo tiempo, mi madre se convirtió en el que hablar de los medios, pero ella ya estaba acostumbrada.

Esa mañana, Joao llegó bien temprano a la casa a buscarla, momentos antes,  la escuché sostener una fuerte charla con el abuelo, eso me sorprendió muchísimo, porque ella era la preferida del abuelo, y él era su predilecto, puesto que aunque el acercamiento con la abuela había mejorado, todavía seguían teniendo muchas asperezas que limar, ellas dos, discutían por cualquier tontería, y al tenerlas juntas por tanto tiempo, empecé a darme cuenta de dónde venían sus diferencias, y es que en realidad, son  muy parecidas, eso no las dejaba ponerse de acuerdo casi con nada.

la charla que sostuvo mi madre con el abuelo, estuvo muy acalorada, se escuchaba más a una discusión, me puse nerviosa, porque por primera vez los había visto discutir y seguro que se debía a algo importante. Vi a mi madre salir como rallo furioso de la casa, con una carta en mano, mientras le gritaba al abuelo –No tienen derecho a meterse en mi vida–vociferó ella y salió, metiéndose al auto de Joao que salió de inmediato de la granja.

“Yo me asusté después de eso”  de inmediato recordé mis cinco años de edad, ese día cuando por un capricho de mi madre me arrebató de disfrutar la vida junto a los abuelos, fue en ese momento  cuando nos mudamos a Leblon sin yo tener alguna posibilidad de elegir, pero en esa ocasión, ya no era lo mismo, aunque todavía seguía siendo una menor de edad, pero ya no era una niña, en realidad, no quería que me hicieran escoger entre mi madre o los abuelos, eran mi familia, los amaba, y si me preguntaban, era obvio que les iba a decir que los quería juntos, que ya estaba harta de tanta distancias y secretos, pero nadie me preguntó nada

Cuando bajé para el desayuno, sabía que no me iba a encontrar con mi madre, encontré un silencio que me puso el cuerpo frío, y eso, que era verano, no lo podía creer, estábamos  a solo tres días para festejar la noche buena, y cuatro días de la navidad, estaba inquieta por saber que estaba pasando pero  yo les seguí la corriente, di los buenos días y me senté a la mesa, la abuela me saludó como siempre y el abuelo me dio un beso y un abrazo con tanto amor, que sentía que se estaba despidiendo de mi, entonces tuve mucho temor, porque sabía de lo que era capaz mi mamá cuando se enojaba, pensé “mis días en Santo Andrés están contados”  entonces no pude más con el silencio y pregunte

–¿y dónde está mi mamá? El abuelo miró a la abuela, la abuela a la nana, la nana a Adelaida, y Adela me vio a mí, y yo sin darme cuenta seguí la corriente al fijar mis ojos en Cristal quien se estaba  acercando en ese momento y se sentó a mi lado. Ella me miró, levantó las cejas y juntó los labios, como si me preguntara que estaba pasando, porque era evidente que había una situación muy tensa esa mañana, y por alguna razón, nadie quería decir alguna palabra, pero yo ya no estaba dispuesta a que me trataran como una niñita a la que querían cuidar de algo, pues así como estaba exigiendo tener información sobre el paradero de mi padre, quería saber lo que estaba pasando con mi madre esa mañana, y no me iba a quedar tranquila, hasta que alguien me contara algo

–vi a mi madre irse con Joao esta mañana temprano, alguien me puede decir que pasó–comenté de inmediato, entonces el abuelo se despidió, dijo que debía irse al establo, era cierto, así que no le reclamé nada, y lo despedí con un beso

La abuela me dijo –Fiore cariño, cuando hayas terminado tu desayuno, puedes acompañarme a la biblioteca por favor, necesito hablar contigo

Entonces supe que lo que mi abuela me tenía que decir era muy serio, e incluía a mi madre, me apuré a concluir el desayuno, mi corazón estaba tan sobresaltado que casi no podía respirar, sentía que me estaba empezando a dar un ataque de pánico, eran comunes en mí, pero lo estaba llevando tan bien, que me sorprendió ese sofoque repentino, respiré profundo como me había enseñado Jonathan, tomé un vaso de agua, y me fui a encontrar con la abuela, que me esperaba sentada en un diván, cerca de una ventana con vista al jardín

–Fiore siéntate–me pidió ella haciéndome un espacio cerca de ella, yo me acomodé, ella me abrazó y me sostuvo a su pecho, sentí la misma sensación cuando me abrazó el abuelo ¿qué estaba pasando? Será que mi madre ya había tomado la decisión de irse de Santo Andrés, pensé

–Abuela, ¿qué está pasando? –le pregunté de inmediato, –te pido que no trates de ocultarme nada, porque vi a mi madre discutir con el abuelo esta mañana y marcharse en el auto de Joao–le comenté

–Ay mi vida, no me digas que contemplaste esa escena mi pequeña–me dijo la abuela, abrazándome otra vez, pero en ese momento, observé unas pequeñas gotas de lágrimas que brotaban de los ojos de ella,  y mi corazón se compungió de inmediato, porque nunca había visto tanta tristeza en su mirada, no podía verla así, mi lolita estaba triste por algo

–Abuela, cuéntame ya, que te tiene tan triste, tiene que ver con mi madre

–Mi pequeña, si, así es, ­–contestó la abuela –quiero que sepas que tu abuelo y yo, las amamos, a ti y a tu madre, y hace mucho, tuvimos que resolver unos asuntos por el bien de ustedes y tu futuro, nunca le dijimos nada a tu madre sobre eso, pero ayer a ella le llegó una carta, y se dio cuenta de todo, por eso la discusión con tu abuelo esta mañana, y conmigo, ya sabes, con esto, creo que nuestra relación lejos de mejorar, ha empeorado

Estaba aturdida de tanta información, porque no lograba entender nada de lo que me contaba la abuela, ¡por qué tantos secretos! demasiados misterios alrededor de mi vida y mi familia, estaba cansada de eso

–Abuela de qué carta estás hablando, que fue lo que descubrió mi madre para que la pusiera así, que hicieron tú y el abuelo para que ella se enojara de tal manera, por favor, necesito saberlo –le pedí con desesperación

–pequeña, la carta que tu madre recibió es una carta de tu padre

Cuando mi abuela me dijo eso, creí que se me detendría el corazón, fue como si me cayera un balde de agua fría, “mi padre enviándole una carta a mi madre” con razón estaba tan furiosa, si ella no quería saber de ese hombre, y justo cuando nuestro estadía estaba resultando lo mejor posible, entonces me intrigaba saber que decía esa carta, porqué mi madre le gritó al abuelo que no se metiera en su vida, ¿que habían hecho ellos? Yo esperaba que mi abuela me contara todo

–Abuela, esta mañana escuché que mi madre le dijo al abuelo que no se metiera en su vida, todavía no me has dicho que tiene que ver esa carta que recibió mamá con lo que hicieron ustedes–le pregunté a la abuela, ella estaba con su mirada fija hacia afuera, se tocaba constantemente sus delicadas manos, aunque con algunas manchas de la edad, pero aun asi, eran preciosas, todo en mi abuela es hermoso, ya entendí a quien salió mi madre

La abuela sacó su mirada del cristal, y me vio con esos ojos tan parecidos a los míos, tocó mi mentón con sus suaves manos, y me dijo–

–Hija, los detalles de esta historia, te lo debe contar tu madre–yo ya iba a protestar por esa moción cuando ella me interrumpió–pero, trataré de contarte todo lo que pueda para que me entiendas, necesitas saberlo–entonces respiré aliviada

–Gracias abuela–le dije, y ella empezó

–Fiorella, en la carta que le llegó a tu madre, tu padre pide verte

–¡Que! Grité a sombrada, tanto tiempo con deseos de dar con su paradero, que no consideré como me sentiría cuando eso estuviera por ocurrir, me sobresalté un poco, y tuve escalofríos y un poco de miedo, todas esas sensaciones en un solo momento

¡Como abuela! ─mi padre quiere verme y él como sabe que estoy viva, si él quiso que mi madre me abortara, y la abandonó, eso me dijo la nana en una charla que tuvimos en Leblon y tú me lo confirmaste– le comenté sorprendida

La abuela se paró del sofá, caminó en círculos en el salón, seguía sosteniéndose las manos, era un gesto de familia, yo hacía lo mismo cuando estaba nerviosa y ella lo estaba ese día, se notaba demasiado, entonces se detuvo frente a mi y me dijo

–Ahí entramos nosotros Fiore, es por eso la furia de tu madre, tu abuelo y yo, fuimos quienes le dijimos a tu padre que tu estabas viva, que Fabiola te tuvo, y lo amenazamos que si no se hacía cargo, íbamos a destruir su carrera como manager y diseñador

–Que ustedes hicieron qué– vociferé atónita, es que no me imaginaba que los abuelos eran capaces de eso, de amenazar a alguien, se veían tan pacíficos, siempre puestos a la paz, que ni si quiera podía armar una imagen en mi cabeza, de la abuela o el abuelo enojados

–Fiorella, por una hija o un hijo, uno hace cualquier cosa por verlos felices, y nosotros lo que hicimos, lo hicimos por el bien de tu madre y el tuyo, –anunció la abuela sin ningún arrepentimiento

–Cuando tu mamá te tuvo quedó muy depresiva, puedes entender lo que es para una chica que estaba floreciendo en su juventud, con todos los sueños por delante quedar embarazada y no recibir el apoyo del padre de su hija–comentó la abuela con lágrimas en sus ojos, en ese momento, fue como si pude percibir  en su mirada, el sufrimiento que la abuela sintió al pensar en el pasado, y aunque yo todavía estuve  en la panza de mi madre cuando eso ocurrió, pero lo figuré en mi mente y fue muy feo, sentí miedo, y creí que fui injusta con mi madre al insistirle tanto en que me contara sobre mi padre,  y que quería verlo, para ella no fue fácil, no me quedó la menor duda de que fue asi

–Tu madre ha amado el modelaje desde que era una pequeña,  toda su vida soñó con ser lo que es hoy, tu abuelo y yo siempre la apoyamos, ella era una flor con tanto futuro, siempre supimos que triunfaría, pero ese hombre–en ese momento la abuela frunció el ceño, y le pregunté

–qué hombre abuela, ¿mi padre?

–si, ese mismo

Era evidente que los recuerdos que mi abuela tenía sobre él no eran muy buenos, además, ya me había dicho que ella no lo quería para mi madre, entonces, porqué ella y mi abuelo decidieron buscarlo cuando yo nací, hasta ese momento para mi, no tenía sentido

–Por qué tú y el abuelo buscaron a mi padre–comenté

La abuela, tomó un vaso de agua, se volvió a sentar a mi lado, la historia, recién empezaba

–Al ver a tu madre tan depresiva con 23 años, madre soltera, sin el trabajo de sus sueños, porque ese hombre la ilusionó, la engañó, y la dejó–agregó la abuela con bronca–uff, cuando la abuela dijo todo eso, ahí se terminó cualquier esperanza que podía tener sobre mi padre, definitivamente, ya no quería tenerlo cerca

–Tu abuelo y yo, nunca la abandonamos, –continuó la abuela, pero para ella no era lo mismo ya, la ilusión de tu madre era convertirse en mi universo, de hecho, había salido seleccionada para participar del certamen, la más votada en todo Brasil fue ella–a mi lolita se le iluminaron los ojos, estaba orgullosa de mi madre, me buscó entre los libros un álbum y me mostró fotos de ese tiempo, antes de mi madre tenerme, fue una joya para mi contemplar aquellas fotografías de más de diez años atrás, también me enseñó  los recortes de periódicos que ella había guardado, en donde hablaban de Fabiola Ferreira

–Pero, recuperarse de un embarazo, y retomar su carrera de modelaje, a tu madre le fue difícil­–prosiguió la abuela –yo le dije que se dedicara a otra cosa, era muy buena en otros idiomas, se había graduado de licenciada en lenguas extranjeras, yo deseaba que fuera maestra, y que se olvidara del modelaje, pero ella insistía con eso, hasta que un día tu abuelo se cansó de ver la vulnerabilidad de nuestra pequeña, e hizo lo que cualquier padre pudo haber hecho en nuestra posición

yo apreté los dedos de mi mano derecha con la izquierda, porque por fin, la abuela revelaría el secreto que yo tenía rato esperando

–Tu abuelo, tiene muchos conocidos en los medios, ya sabes que él es un comunicador social, que no se dedicó a eso, pero tu tía Eleonor le siguió los pasos, así que Manuel consiguió una cita con tu padre y su abogado, y lo amenazó con hacer público en los medios, todas las fechorías que el hacía con las chicas jóvenes que llegaban a su academia, si  no buscaba la forma de que  tu madre volviera al mundo del modelaje,  y que además, se hiciera cargo de la manutención de su hija,  en realidad, no sabía como iba a salir aquello, porque tu padre es un hombre con mucho poder y dinero,  se hubiera podido negar, pero suerte a Dios, que el corazón se le ablandó

Fue demasiado aquello, de un momento a otro, mi padre se había convertido para mi, en una persona ruin, como no lo conocía en persona, tuve por tanto tiempo en mi cabeza la imagen de un hombre perfecto, pero ese día, aquella percepción, se terminó derrumbando

–Tu padre aceptó, –prosiguió la abuela, no sé lo que hizo, ni como, ya te dije, es un hombre poderoso en el mundo del modelaje, y en menos de un mes, a tu madre le llegó una propuesta de trabajo desde Río de Janeiro con una de las agencias de modelaje más prominentes, la propuesta incluía un contrato por 5  años, incluyendo la casa que ustedes tiene en Leblon, y como nosotros sabíamos del deseo de tu madre por irse lejos de aquí, no quisimos retenerla, pero eso significó dejarte ir a ti también, porque si algo nos quedó claro, es que tu madre te ama, aunque le cueste expresarlo.

yo ya no sabía que más preguntar, que otra cosa agregar, las piezas se estaban uniendo, ahora, las cosas encajaban, y pude entender muchas cosas que no me cerraron en su momento, como ese viaje repentino que hicimos mi madre y yo a Rio, el que nunca podré olvidar, mi frustrante despedida de los abuelos, el distanciamiento de ellos con mi mamá, y el silencio rotundo de mi madre, cada vez que yo le mencionaba la palabra papá

La abuela sonrió de repente y manifestó unas palabras

–yo sabía que tú estabas bien cuidada en Leblon, porque tu nana, mi querida Modesta, era la única conexión que yo tenía entre ustedes, yo sabía cuando reías, llorabas, hasta me enteré del día que te llegó la regla por primera vez, y anhelé estar ahí para mimarte, pero no pude –la abuela se quebró en llantos, yo la abracé enseguida y lloré junto a ella,por Dios, cuanto lloramos, sentía como se me desprendía una carga de mi pecho, diez largos años lejos de mis abuelos, pero ya conocía la verdad.

La abuela me confesó que ellos estaban felices por haber logrado que su hija cumpliera su sueño más preciado, pero que solo le dieron el empujón, mi madre logró el resto, y eso, yo lo sabía muy bien. Cuando mi madre terminó los cinco años de contrato con aquella academia, con lo que logró ser dos veces la ganadora de mis Brasil, ella puso su propia academia de belleza, su figura, era reconocida mundialmente, modeló diseños de famosísimos diseñadores como Armani, Herrera, Jacobs

–Abuela, y mi madre sabe todo lo que ustedes hicieron por ella–le pregunté intrigada

–pues, ahora que tu padre sabe que ustedes están de regreso, envió aquella carta con su abogado pidiendo verte, tu madre habló con tu abuelo de eso, porque desde que ella fue abandonada por tu padre nunca habían vuelto a tener contacto, por eso le extrañó que el supiera de tu existencia, entonces Manuel, tuvo que decirle la verdad, ya lo habíamos pensado hacer antes, pero nunca tuvimos la oportunidad, y cuando ustedes llegaron, no sabes la felicidad que nos dio, creímos que sería el momento oportuno, pero nunca nos imaginamos que esto pasaría, que tu padre  iba a dar señales, así que nos adelantamos y le contamos todo.

Esa mañana sentí tanta tristeza por mi mamá, quería abrazarla para decirle que se olvidara de ese hombre, que ya yo sabía todo y que no lo quería ver, pero no estaba, y yo no podía imaginar los pensamientos que aturdían en su cabeza, no sabía si nos iríamos de regreso a Leblon, o si nos quedaríamos para las fiestas, yo estaba repartida entre dos aguas, al menos con una parte de mi vida resuelta, porque estaba claro, a ese hombre, como  llamaba la abuela a mi padre, no lo quería ver ni en una fotografía, y estaba a punto de hacer pedazos aquella que la abuela me había regalado, cuando ambas observábamos por la ventana, como mi madre se acercaba en el auto de Joao

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