Después de cinco meses de enviarte y recibir cartas tuyas, por fin leí esas palabras que tanto anhelaba: “Necesito verte». Con esas líneas me hiciste tan feliz que pensé que mi sonrisa se tragaría mi rostro. Ese 14 de julio me pediste que fuera a verte a París, no soportabas un segundo más sin mí…
La vía láctea
